Amy Coplan, profesora de música en Jersey City, viajó a la selva del Amazonas con la esperanza de ver animales exóticos. Lo que descubrió ahí la conmovió mucho más: niños.

"Viajé allá para ver grandes animales, pero me encantó lo que vi en las aldeas", dijo. "Ellos son pobres, pero muy ricos en varias cosas: ricos en comunidad, en tradiciones y en vida natural".

Coplan quería hacer algo para mitigar la pobreza, que vio como un factor que limitaba las oportunidades educativas de los niños, en uno de los rincones más remotos del planeta, pero se dio cuenta de que era difícil transmitir sus talentos como pianista.

APRENDER LA TECNOLOGÍA DEL SIGLO XXI
En internet encontró poca información sobre los indígenas cocama que viven en la aldea peruana de San Martín de Tipishca, visitada por la maestra en la Reserva Nacional Pacaya Samiria. Entonces, movida por su instinto artístico, decidió que podía ayudar a que los niños documentaran su propio mundo.

Coplan distribuyó cámaras digitales a los niños, de entre 12 y 16 años, cuyos conocimientos hasta ese momento se limitaban a las labores de cacería, pesca y otras de ayuda para la subsistencia de la comunidad. En las aldeas, que cuentan sólo con unas horas diarias de electricidad generada por energía solar, Coplan enseñó a los niños cómo usar la tecnología del siglo XXI.

Le sorprendió lo rápido que adquirieron gusto por la fotografía y las imágenes increíbles que tomaron. "Los niños simplemente lo entendieron a la perfección", dijo.

CAZANDO IMÁGENES
Las fotografías capturan momentos de la vida familiar en el Amazonas, desde la perspectiva refrescante de un niño. Una niña tomó la foto de su hermana menor, de 4 años, quien mira directamente a la lente, con una ceja levantada, mientras sostiene un pajarillo en una mano.

Hay imágenes de niños que se bañan en un río al atardecer, de un árbol desde cuyas ramas cuelgan las piernas de niños que subieron para recoger frutas, y varias fotos de otros niños que trabajan cargando leña, remando en canoas o ayudando a que los adultos desuellen animales o preparen alimentos.

Otra foto muestra a una mujer que carga un balde lleno de pollos muertos en una mano, con un mono sobre el hombro. Una imagen muestra a dos niñas que cuchichean, cubriéndose la boca con una mano.

OTRAS EXPERIENCIAS
El concepto de entregar cámaras para que algún grupo documente sus historias ha sido probado en muchos contextos, casi siempre con resultados atractivos.

La película "Born into Brothels" ganó el Oscar del 2004 como mejor documental por su descripción del proyecto "Niños con cámaras". Ese proyecto distribuye cámaras a los niños en la zona roja de Calcuta, India, para que documenten sus experiencias.

Otro proyecto, llamado "Testigo del Hambre" y emprendido por la profesora de la Universidad de Drexel, Mariana Chilton, entregó cámaras a las madres que tenían problemas para conseguir alimentos y que criaban a sus hijos en medio de la miseria.

APOYAR LA EDUCACIÓN
Coplan espera que su proyecto y una pequeña fundación que busca crear, llamada Niños de la Amazonia, llamen la atención. Quiere que la fundación compre medicamentos, artículos escolares y financie la educación de niños, que incluso tendrían la opción de continuar sus estudios fuera de la aldea.

La profesora de 48 años viajó por primera vez a la Amazonia peruana en el 2006, como parte de un equipo de voluntarios que realizaban un censo de vida silvestre para el grupo ambientalista Earthwatch, pero más que la flora o la fauna, lo que le impresionó fue la amabilidad de la gente.

Cada vez que Coplan visita la aldea, toma dos vuelos, uno de Nueva Jersey a Lima y otro a la región amazónica de Iquitos. De ahí, debe viajar un día en un transbordador y varias horas más en una canoa motorizada.

En su viaje más reciente, en agosto, Coplan comenzó a trabajar en la creación de un museo pequeño en la aldea, donde pueden exhibirse las fotos de los niños. Ha discutido también la posibilidad de dar algunas fotografías al Museo Nacional del Instituto Smithsoniano sobre los Indios Americanos en Washington, D.C. Una vocera del museo dijo que no se toma todavía una decisión al respecto.

"Me considero un puente para estas personas", dijo Coplan. "En muchos sentidos, ellos tienen una vida hermosa e idílica. No quiero nada sino ofrecer una oportunidad a los niños, que desean eso".