El compromiso de gobierno es que en un periodo de ocho años, se tiene como meta plantar 17 millones de árboles, es decir, "un chileno, un árbol".
El
balance del "Programa de Arborización"
más reciente
lo entregó a La Tercera, la Gerenta Forestal de la Corporación Nacional Forestal de Chile (CONAF), Aída Baldini.
Las cifras revelan que son
5,8 millones de árboles
los que han sido
entregados y distribuidos a nivel país.
Se trata de un proyecto que requiere de una
adaptación mínima de tres años
para que las especies se adapten en las ciudades, por ello, fue proyectado a 8 años.
"A
diciembre de 2012, fueron entregados 5,8 millones de árboles gratuitos.
Vamos a llegar a los 8 millones cuando acabe el periodo. Nos autoimpusimos una
meta superior de 21,5 millones, porque sabemos que hay un nivel de mortalidad en las especies",
explicó Baldini.
La experta indicó también que "
superando la meta en un 25%,
podemos cubrir lo que es una mortalidad natural de las especies".
Según Baldini, se trata de un
proyecto que se alejó de intereses políticos
y a cambio, ha trascendido descansando en la motivación y participación de la ciudadanía.
"Tuve miedo al principio de que el proyecto se mirara desde un punto de vista muy político
y que la gente que estuviese contra el Gobierno, no fuera a cuidar los árboles", confesó Baldini.
"Todos valoran un árbol. Todos los municipios participan, sin importar el color del alcalde, los parlamentarios también piden árboles para su distrito", indicó.
Los ciudadanos emiten al menos
200 denuncias al año en promedio,
por
corta ilegal de árboles,
según el balance de Conaf. "La mayoría de ellas las recibimos desde el sur", comentó Baldini.
LAS DIFICULTADES Y COSTOS
"El principal problema
es que no había árboles,
hemos tenido que producirlos todos.
Nos demoramos mucho en la producción en que un arbolito esté de un metro y medio a tres metros, porque demoran en promedio 3 años", explicó la gerenta forestal de Conaf.
Por una parte, Baldini se refirió a la alta demanda que
no fue previamente calculada
y por otra parte, la experta indicó que tampoco se habían planificado la protección para cubrir a las especies en zonas urbanas, que han significaron la pérdida de árboles plantados.
"Tenemos mucha presión por parte de la gente para entregar árboles y hemos tenido que entregar unos
pequeños de 40 centímetros, gastando mucho en tener que hacerles protecciones", c
omentó Baildini.
"La inversión no estaba planificada desde el principio",
agregó.
Según la experta,
"el mercado no estaba desarrollado" c
omo para implementar este tipo de proyectos.
"Comenzamos desde
buscar las semillas, ir a buscar a bosques las de especies nativas que carecíamos",
continuó Baldini.
Se suma otro factor a las dificultades. Porque para plantar un árbol, o varios,
se requiere de un espacio que lo permita
. Este desafío marcó también, según Baldini, otro proceso en medio de la marcha. "Las municipalidades tienen incluso, un tope para poner árboles y van dependiendo de los vecinos para que sean regados", agregó.
Por otro lado, el Gobierno
tampoco contempló implementar los viveros necesarios para la campaña:
"Al principio fue un costo alto, porque no calculamos que había que implementar los viveros", dijo Baldini.
"En Chile hay muchos viveros forestales, pero la verdad es que son de una o dos especies y no las que se usan precisamente en arborización urbana.
Hubo que partir de cero.
Estamos hablando de una capacidad en el país para producir,
no más allá de 200 mil árboles urbanos y hoy estamos con una capacidad de 7 millones en promedio"
, recalcó la experta.
El balance 2012 revela el pick en viveros, "el esfuerzo se concentra de allí en adelante", según Baldini.
Finalmente, desde Conaf, su gerenta forestal también manifestó que la
falta de recursos para el riego de las especies,
significó otro desafío en el camino, para que el proyecto se lleva a cabo.
Pero además, en el norte no solo el problema es con el agua, sino también con la tierra. Es salina, tiene tantos minerales que muchas especies no crecen.
"Hemos tenido que llevar suelo",
dijo Baldini.
"Los niños en el norte, usan las aguas grises, la sucia que acumulan en el lavamanos,
riegan los árboles y los adoptan.
Realizan turnos por recreos, incluso, para regarlos de manera coordinada", comentó.