Un grupo de vecinos de las calles aledañas al Estadio Nacional está cansado de que su barrio sólo sea conocido como un sector acosado por las barras bravas y que no se reconozca su valor patrimonial. "Hay un problema de seguridad con la población flotante que viene a los partidos. Pero la mayoría de los vecinos no quiere irse", dice Danae Mlynarz, ex concejala de Ñuñoa y residente del barrio. "Al contrario, se está dando un repoblamiento por parejas y familias jóvenes que compraron casas y las han refaccionado y modernizado por dentro, manteniendo el estilo original", agrega.
Es justamente el valor histórico del barrio lo que Mlynarz, junto a 10 vecinos organizados que viven entre las calles Crescente Errázuriz, Avenida Grecia, Campo de Deportes y Salvador, en la Comuna de Ñuñoa, quieren proteger. Su objetivo es que su barrio sea declarado una zona típica. Para eso se están movilizando con el objetivo de reunir el 60% de firmas de los residentes y preparar el expediente técnico, necesarios para postular su solicitud ante el Consejo de Monumentos Nacionales.
La arquitecta especialista en patrimonio arquitectónico Veronica Adrián, perteneciente a la Red de Ciudadanos por Ñuñoa, afirma que hay dos razones para declarar este perímetro como una zona típica: la mayoría de las casonas del barrio se construyó entre los años 40 y 60, constituyendo un muestrario vivo de la arquitectura modernista. Otra, es por sus características residenciales de alta calidad. "Es muy armonioso en términos urbanos, por sus calles arboladas, sus edificaciones de dos o tres pisos y porque existe vida de barrio, con almacenes, panaderías y comercio de proximidad", dice Adrián.
Sin embargo, los vecinos temen que estas cualidades se pierdan. Todos los meses llegan a sus casas cartas de las inmobiliarias preguntando si quieren vender, cuenta Danae Mlynarz. "Aquí van a llegar dos estaciones de Metro de las líneas 5 y 6. Es un sector con mucha presión inmobiliaria. Aunque actualmente el plan regulador permite construcciones de hasta 5 pisos, la municipalidad tiene la facultad para cambiar en cualquier momento la altura de edificación", afirma.
Con una declaratoria de zona típica, los barrios no quedan "congelados", aclara Oscar Acuña, secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales: "Se pueden hacer intervenciones, pero en la medida en que no sean disonantes con el contexto en que se encuentran. La construcción de un edificio sí resulta disonante y trastoca el valor de las zonas que están protegidas".
El alcalde (s) de Ñuñoa, Jaime Belmar, declara que, en este caso, "no conocemos en concreto el proyecto. Pero en general, apoyamos el cuidado patrimonial. Hemos apoyado tres barrios que después de pasar por un proceso de postulación ante Monumentos Nacionales fueron declarados típicos en la comuna: Población de Suboficiales de Caballerías, Conjunto Núñez de Arce y la Población Empart".