La pasarela neoyorquina vio muy variadas propuestas del colombiano Brian Reyes, que evocó a la naturaleza, los aires eslavos con un toque punk del brasileño Alexandre Herchcovitch y las prendas románticas de la española Elisa Palomino.
En una entrevista, Reyes explicó que para su colección se inspiró en "una mujer que se pierde en el bosque", por lo que recurrió a los colores de la naturaleza, "los tonos del fuego y la madera", para dar vida a prendas destinadas a una mujer urbana y activa.
"La dirijo a la mujer de hoy, que trabaja, que tiene carrera, que practica deportes", comentó el diseñador, que presentó 20 modelos, desde vestidos ceñidos al cuerpo que delineaban la figura femenina hasta faldas de volantes con mucho movimiento, pantalones y abrigos, confeccionados en seda, piel y viscosa.
COLOMBIA
Las modelos caminaron por la pasarela ante un lleno total y teniendo como fondo proyectado en la pared imágenes de árboles con cuerpos femeninos.
"Me inspiré mucho en esta colección, que es una cosa muy personal y muy sensible", dijo y aseguró que en sus trabajos "siempre hay memorias" de Colombia. "Creo que todo está conectado", afirmó.
Reyes, uno de los latinos más reconocidos en el mundo de la moda neoyorquina y que trabajó en las casas de las firmas Ralph Lauren, Michael Kors y Oscar de la Renta antes de lanzarse por su cuenta, recurrió a los tradicionales gris y negro que caracterizan Nueva York, al crema con estampados en negro, verde aguamarina, azul oscuro y morado para la propuesta de este año.
Su colección para el próximo Otoño-Invierno, femenina y elegante, se destina sin distinción tanto para el día como para la noche, explicó el diseñador.
BRASIL
Por su parte, Herchcovitch se inspiró en las leyendas eslavas y, en concreto, en la obra del director de cine georgiano Sergei Paradjanov (1924-1993), para presentar unas prendas urbanas que recogen elementos de la cultura y el folclore georgiano y armenio.
El diseñador brasileño introdujo en sus propuestas algunos toques punk en delicadas blusas de seda y en chaquetas de cuadros escoceses rojos y negros, al ribetearlas con tachuelas doradas en puños y cuellos, o al colocar cadenas en algunos de los vestidos.
Herchcovitch explicó que con esta colección ha "explorado la feminidad en una manera poco usual", ya que junto a esos elementos asociados con los estilismos rockeros o punks en lanas, terciopelos y otros tejidos invernales, ha cosido cristales de colores y pedrería.
El resultado de esta propuesta, muy colorido y con algunos patrones étnicos, es efectista, pero también resulta recargado para la mujer urbana.
ESPAÑA
Por su parte la española Elisa Palomino hizo su debut en la pasarela de Nueva York con una colección de otoño inspirada en el trabajo del ilustrador japonés de los años veinte, Kasho Takahata, en la que dominaron los estampados, los tonos rosados, los "nude" y naranja, así como una profusión de encajes y plumas.
Palomino, radicada desde hace dos años en la Gran Manzana, a donde llegó después de trabajar para Christian Dior y John Galliano, presentó vestidos cortos y faldas, en su mayoría en estampados transparentes en organza, que para afrontar el frío de la estación completó con escotados suéteres de lana, chaquetas cortas y algún acolchado, adornado con pieles.
La diseñadora valenciana explicó que su colección "es muy romántica, muy femenina" y que en ella los estampados destacan la belleza de las flores de cerezo, tan admiradas en Japón.
Palomino explicó que cuando comenzó a trabajar la idea de esta colección se tropezó con el libro de Takahata, en el que aparecen dibujos de jovencitas juntas, unas vestidas con kimono y otras ataviadas al estilo de los años veinte.
Con música de ópera japonesa de fondo y un salón adornado con lámparas de papel típicas de ese país y un gigante abanico, desfilaron unas lánguidas modelos maquilladas en tonos rosados y rojos y pelucas del mismo color, a tono con los vestidos.