El mando militar ucraniano aseguró hoy que las fuerzas gubernamentales mantienen el control de aeropuerto de Donetsk, ciudad en el este de Ucrania y principal plaza fuerte de los prorrusos, y negó que haya caído en manos de los separatistas.
Las fuerzas ucranianas mantienen "bajo su control esta estratégica infraestructura", dijo en rueda de prensa el portavoz del mando de las operaciones contra los secesionistas, Andréi Lisenko.
El portavoz militar recalcó que los soldados ucranianos repelen los ataques de los milicianos prorrusos, que -dijo- "sufren numerosas bajas".
Lisenko informó de que en la últimas veinticuatro horas los ataques separatistas causaron tres muertos y 18 heridos entre los efectivos ucranianos destacados en toda la zona del conflicto armado.
Horas antes, un portavoz militar de la autoproclamada república de Donetsk declaró que las milicias se habían hecho con el control del todo el aeropuerto de Donetsk.
"En estos momentos todo el aeropuerto está bajo nuestro control. En su territorio no queda ningún soldado ucraniano", dijo a la agencia rusa Interfax.
Al mismo tiempo, el portavoz de los separatistas señaló que unidades militares ucranianas se dirigían hacia el aeropuerto desde localidades aledañas.
La batalla por el aeropuerto, situado en la periferia norte de Donetsk, se prolonga desde hace varios meses.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, afirmó ayer que la defensa del aeropuerto de Donetsk "se inscribirá con letras de oro en la historia de las Fuerzas Armadas de Ucrania".
La situación en la zona del conflicto ha empeorado considerablemente en los últimos días por el recrudecimiento de las hostilidades en violación del alto el fuego declarado el pasado 9 de diciembre.
Este deterioro ha paralizado prácticamente las negociaciones sobre la implementación de los acuerdos alcanzados en Minsk para el arreglo político del conflicto.
Casi 5.000 personas, entre civiles y combatientes, han muerto en las regiones orientales ucranianas de Donetsk y Lugansk desde abril del año pasado, cuando Kiev lanzó una operación militar contra la sublevación separatista que estalló tras el derrocamiento del presidente Víktor Yanukóvich, en febrero de 2014.