Los separatistas prorrusos en las disputados territorios de Lugansk y Donetsk reaccionaron con reserva y desconfianza al anuncio de alto el fuego del nuevo presidente ucraniano, Petro Poroshenko.
"No se puede confiar en esa gente", dijo el portavoz de la autoproclamada "república popular de Lugansk", no reconocida por Kiev, en relación al anuncio realizado el domingo por Poroshenko.
"La movilización no ha terminado", dijo en relación a las fuerzas del Ejército ucraniano que llevan a cabo lo que denominan una "operación antiterrorista" en el este del país. "Estamos en guerra. No seremos los primeros en abrir fuego, sino sólo para defendernos", añadió.
También desde la "república popular de Donetsk" las palabras de Poroshenko se recibieron con dudas. Tras jurar el cargo como presidente el sábado, Poroshenko anuncio el domingo un alto el fuego para esta misma semana.
Los ministerios de Interior y Defensa ucranianos tampoco están preparados para poner fin a la operación en el este del país, informaron medios en Kiev. Más bien tropas del gobierno están mejor equipadas y mejor alimentadas, según se dijo. Todas las unidades están operativas al 100 por cien, añadió el ministro del Interior, Arsen Avakov.
Por su parte las fuerzas prorrusas informaron que las fuerzas de los feudos separatistas en Slaviansk y Kramatorsk siguen bajo fuego de artillería y la primera está totalmente rodeada. Durante el fin de semana hubo de nuevo muertos y heridos en la zona en crisis, señalaron los separatistas.
Por otro lado, el ministro de Exteriores alemán, Fran-Walter Steinmaier, viajará mañana martes a San Petersburgo para hablar con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, sobre los pasos a dar para distender la situación.
Moscú y Kiev siguen negociando también para llegar a una solución en la disputa de precios por el suministro de gas ruso a Ucrania. Rusia ha amenazado con cerrar el grifo del gas si Ucrania no paga sus deudas hasta mañana martes, lo que podría tener consecuencias en territorio de la Unión Europea.