La protesta de militares de baja graduación en Bolivia se debilitó tras 12 días sin tener repercusión, destacó hoy David Vargas, analista en temas de seguridad.

"Estoy seguro que la sanción de retiro de las Fuerzas Armadas (de 715 sargentos y suboficiales) será revisada y con eso se dividirá y debilitará las fortalezas que puedan mostrar o tener los manifestantes", señaló.

El gobierno de Evo Morales empleó la estrategia del desgaste para debilitar la inédita protesta militar, consideró el que fuera alto rango de la policía.

Vargas subrayó que el gobierno insistió en que la actual protesta es un "intento de golpe de estado" y la calificó de "sedición". "El gobierno logró debilitar al movimiento por lo que resultó difícil mantener unidad y perseverancia", dijo.

Tras el despido de 715 sargentos y suboficiales, las autoridades militares decidieron revisar caso por caso. Trascendió que unos 200 militares optaron por el trámite de readmisión en las Fuerzas Armadas, mientras los más radicales abogaron por iniciar una huelga de hambre, como el suboficial Lorgio Cartagena, uno de los líderes de la protesta.

Los sargentos y suboficiales piden al gobierno de Evo Morales la modificación de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas (LOFA) para evitar prácticas discriminatorias dentro de esa institución. 

También reivindican acceso a estudios superiores, ascensos de rango, mejoras salariales, creación de la Guardia Nacional, y atención en hospitales militares en condiciones similares a los uniformados de alta graduación.