Vestidos con la camiseta "verdeamarela" de la selección nacional de fútbol y al son de las estrofas del himno nacional, decenas de miles de brasileños salieron hoy a las calles en unas 65 ciudades para manifestarse de manera frontal contra la presidenta Dilma Rousseff.
La sensación de haber sido engañados durante la campaña electoral del año pasado, que culminó con un triunfo apretado de la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT), se hizo presente a través de innumerables carteles y pancartas que junto al "Fuera Dilma", ilustraron la insatisfacción generalizada.
"Por robar en las urnas, por tanta corrupción, por mentirle a una nación, fuera Dilma", era uno de los carteles portados por los manifestantes.
Corrupción y economía son los fundamentos básicos de descontento que se plasmó hoy en sendas protestas coordinadas a través de las redes sociales por diversos grupos que se autodefinen como apartidarios, y que, en algunos casos, reivindican la destitución o renuncia de la presidenta.
La indignación ante está vinculada al millonario desvío de fondos perpetrado en la estatal Petrobras durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) a través del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva y su sucesora Rousseff.
Las investigaciones indican que decenas de políticos y partidos oficialistas, entre ellos el PT y la propia campaña de Rousseff, se beneficiaron con los fraudes que lograron saquear unos 3.700 millones de dólares de la mayor empresa pública del país.
"¡Fuera corruPTos del gobierno!", clamaban varios de los carteles, haciendo un juego de palabras con la sigla del partido de gobierno y sus implicancias con los dos mayores escándalos de corrupción de la historia del país: el ahora llamado "petrolao" y el "mensalao", nombre que se le dio al pago de sobornos mensuales a legisladores, a cambio de apoyo, durante el gobierno de Lula.
En lo económico, la población se siente burldada porque la presidenta, que durante la campaña electoral no mencionó, e incluso negó, que fueran a implementarse, como se está haciendo ahora, medidas de corte antipopular, como recorte de gastos y de beneficios fiscales y laborales, y aumento de impuestos, entre otros
"Yo prometo no aumentar la inflación (y las tarifas de), luz, gas, gasolina", ironizaba un cartel de una manifestante en Brasilia, donde la protesta llevó a unas 45.000 personas a la Explanada de los Ministerios, el corazón del poder en el país, las cuales marcharon al son del himno nacional hacia la sede del Congreso.
En Sao Paulo, la agencia AFP -y citando a la policía de Brasil- asegura que un millón de personas salieron a las calles.
También en Belo Horizonte, la tercera ciudad más importante del país, la marcha en contra del gobierno reunió a unas 24.000 personas.
En la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, más de 15.000 personas se reunían para protestar, según la Policía Militar, en tanto, los organizadores estimaban que la cifra de manifestantes alcanzaba los 30.000.
Por su parte, y según la policía, cerca de 5.000 personas acudían a las protestas en Salvador, 3.500 se manifestaron en Recife, 10.000 en Fortaleza y 5.000 en Manaos.
Así, en total de personas alcanzaría, de acuerdo a estimaciones hechas por AFP, el millón y medio de personas en todo el país.
Apelando al buen humor, un cartel en Brasilia rezaba: "Dilma, para presidenta de Argentina", haciéndose eco de la eterna rivalidad entre los países sudamericanos.
Varios de los líderes de los principales grupos que convocaron a los actos -Vem Pra Rua, Movimento Brasil Livre y Revoltados Online- defienden ideas de corte liberal, como una menor intervención estatal en la economía y una drástica reducción del "Estado corrupto".
En tono de broma, ese llamiento anti-Estado se pudo ver en un cartel, escrito en inglés, que decía: ¡GOP, Help to save Brazil from Bolivarianism!", un pedido al Partido Republicano (GOP) de Estados Unidos de salvar al país sudamericano de las políticas "bolivarianas".
En tanto, otros grupos minoritarios, pero presentes en varias de las decenas de manifestaciones, pidieron expresamente una intervención militar y, en algunos casos, el regreso de la dictadura que gobernó el país entre 1964 y 1985, y que culminó hace hoy exactos 30 años.
"SOS Fuerzas Armadas", rezaba una de las pancartas. "Dictadura militar, nuestra última esperanza", añadía otro cartel.
Estos grupos, que abogan por el regreso de las Fuerzas Armadas al poder, al menos en el marco de un proceso de transición hasta la instalación de otro gobierno, fueron hostilizados por personas presentes en las manifestaciones.