La violencia que las autoridades brasileñas temían se desatara una vez iniciado el Mundial de Fútbol parece haber cedido. Así, al menos, lo señala el diario Folha de Sao Paulo, que ayer informó que las protestas en contra de los gastos en la Copa disminuyeron en un 39% durante los primeros 12 días del certamen, en relación con los 12 previos.
Basándose en datos suministrados al diario por la policía, los organismos de vigilancia del tránsito, los movimientos sociales y los sindicatos, y por información divulgada en medios de prensa, el "protestómetro" de Folha registró en las 10 principales ciudades del país, y sus respectivas regiones metropolitanas, 71 protestas durante los 12 días previos al inicio del torneo, el 12 de junio, y 43 en los 12 siguientes.
Además de haberse reducido el número de manifestaciones, cambió el motivo de las mismas. De acuerdo con el informe, en el período estudiado se redujeron las protestas en demanda de reajustes salariales y mejoras en las condiciones de trabajo, al tiempo que prosperaron las manifestaciones contra los gastos en el Mundial. Según Miguel Torres, presidente de Fuerza Sindical, este descenso de las protestas era previsible. "Algunas categorías ya se negociaron. Otras están en marcha, pero a un ritmo un poco más lento en función de los juegos (del Mundial)", explicó. Sin embargo, destaca Folha, con el fin del torneo, las negociaciones salariales fijadas en el segundo semestre (como es el caso de los metalúrgicos) podrían dar pie a nuevas protestas.
A juicio del cientista político Joao Feres Júnior, profesor del Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, fracasaron los intentos de repetir las manifestaciones de junio de 2013. "A los brasileños les gusta mucho el fútbol", sintetizó.
La misma razón para explicar la falta de adhesión a las protestas, que antes del Mundial se perfilaban como una de las más serias amenazas al éxito del mismo, fue mencionada por Thiago Avila, integrante del Comité Popular de la Copa, una de las entidades que centralizan los movimientos contrarios al Mundial. El mayor interés de la población es "ver los partidos", admitió. Similar opinión manifestó Tadeu Souza de Araújo, director de un sindicato de trabajadores, quien dijo: "Nosotros no estamos contra los juegos. Sin embargo, queremos el patrón FIFA también para los hospitales, escuelas y transporte público".
Rosilene Wansetto, socióloga y coordinadora de la Articulación Nacional de los Comités Populares de la Copa (Ancop), entidad que reúne a grupos que hacen el seguimiento de las acciones de los gobiernos, empresarios y de la FIFA en todas las ciudades que reciben el evento, denuncia que "la gente está sufriendo una fuerte represión por parte de la policía para que ésta no llegue a los estadios, que no se manifieste", según relató a La Tercera. "Por eso, en muchas ciudades se buscaron otras formas de manifestación para que la gente no sea detenida", concluyó.