Acabada la Copa Confederaciones con la victoria de Brasil y preparando ya la visita del Papa Francisco -este mes- a Río de Janeiro, la Presidenta Dilma Rousseff definía ayer detalles de un plebiscito para calmar históricas protestas que han derrumbado no sólo su popularidad (en 27 puntos), sino también de la dirigencia política del oficialismo y de la oposición, según reveló una encuesta de la empresa Datafolha, ligada al diario Folha de Sao Paulo.

Luego de tres semanas de protestas, los gobernadores y alcaldes de las grandes metrópolis brasileñas, Río de Janeiro y Sao Paulo, sufrieron una fuerte caída en su aprobación. El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (Psdb) perdió 14 puntos en junio, lapso en el que su aprobación pasó de 52% a 38%. En tanto, el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), cayó también en picada: los que consideraban su gestión buena o muy buena disminuyeron de 34% a 18%. "En la semana del auge de las protestas Alckmin fue cuestionado por el comportamiento de la policía militarizada, que en un primer momento actuó con violencia y después, frente a las críticas, habría reducido su rigor", analizó Folha de Sao Paulo. Alckmin, por su parte, señaló que la "sociedad está insatisfecha con la representación política" y que "es importante oír a la población".

En Río de Janeiro, el gobernador Sergio Cabral perdió 30 puntos de popularidad (55% a 25%) y el alcalde, Eduardo Paes, 20 puntos (de 50% a 30%). Ambos pertenecen al Partido del Movimiento Democrático (Pmdb), miembro de la coalición de gobierno. "Las personas no rechazan los partidos, rechazan a los políticos, a los personajes. Esta es una crisis de todos nosotros", aseguró Paes en una entrevista con Folha. En la misma línea se pronunció el presidente del Psdb y probable candidato presidencial, Aécio Neves, quien señaló que las encuestas muestran "una insatisfacción de los brasileños que, pienso, no es sólo con la presidenta, sino con la clase política en general, en razón de la ausencia de respuestas efectivas". De cara a las presidenciales de 2014, Rousseff sigue encabezando las encuestas, pero enfrentaría una segunda vuelta. Un 55% de los encuestados con pregunta abierta dijo no tener candidato. Hasta el ex Presidente Lula da Silva perdió entre nueve y 10 puntos en la intención de voto, aunque es favorito con 45%. Sin embargo, Lula descartó que será candidato en 2014, en una entrevista publicada ayer por el diario Valor Económico. "Dilma será mi candidata", reafirmó.

"Nuestra obligación es escuchar el mensaje (de las calles)", dijo Rousseff ayer, en su programa semanal de radio en el que reiteró que, con el plebiscito, sigue en pie su empeño por ofrecer con gobernadores y alcaldes "soluciones rápidas y concretas para algunos problemas de la economía, el transporte, la salud, la educación y la política". La mandataria precisó que hoy enviará al Congreso la propuesta de plebiscito sobre la reforma política, informó el diario O Globo.

La mandataria convocó ayer a una reunión de gabinete para analizar la crisis que sacude al país. Según Ansa, generalmente estas reuniones se realizan en el Palacio de Planalto y sólo se trasladan a la Granja do Torto (como sucedió ayer) cuando se trata de reuniones más prolongadas, como lo hizo Lula en la crisis de 2005, cuando se destapó el escándalo de corrupción del "Mensalao". Al respecto, el 74% de los brasileños quiere que se ejecuten de inmediato las penas aplicadas a los 25 condenados en el llamado "juicio del siglo".