Quienes han visitado el complejo Ski Arpa, en la V Región, dicen que el sitio tiene todo lo que buscan los fanáticos de la modalidad más extrema de ese deporte: nieve virgen, agudas pendientes y veloces descensos, sin los atoches de gente que colma los centros de esquí tradicionales.
Todo allí es adrenalina. En el lugar se practica snowcat skiing, una variante del esquí y del snowboarding, donde los amantes de la nieve descienden libremente, sin circuitos ni pistas.
Y el sitio, que funciona actualmente sólo con reservas, aspira a convertirse en el primer centro de esquí extremo del país, con la construcción de un hotel y un andarivel de dos carros, que transportará a los deportistas desde el acceso hasta la cima.
"Las personas que vienen acá eligen esa libertad. Corren por una nieve que no ha sido tocada. Eso es lo que tiene el snowcat skiing, que la gente elige la ruta que quiere, puedes escoger tu propia montaña, tu propia ladera y conectarte con toda la belleza del Aconcagua. Y ahora, lo que queremos es poder darles alojamiento y mejorar los accesos", dice el austríaco Anton Sponar, propietario de Ski Arpa.
No es fácil llegar al sitio. Tras un recorrido de casi una hora desde Los Andes, se inicia un serpenteante camino de casi 30 kilómetros, mitad pavimentado y mitad ripiado, que obliga el uso de todoterrenos para ascender hasta Campos de Ahumada y acceder a los pies del sitio que los deportistas extremos describen como idílico: un predio de 2.000 hectáreas de nieve virgen, surcado de agudas pendientes.
La travesía continúa, pero esta vez en dos orugas pisanieves, acondicionadas para el transporte de personas hasta una altura de 3.740 metros.
Y desde ahí, todo es en bajada. Y a toda velocidad. Los esquiadores y snowboarders, con niveles desde avanzados hasta expertos, pueden elegir su propia ruta libremente y realizar cuatro descensos de casi 1.000 metros.
"Arriba tienes una vista que no puedes conseguir en ninguna parte. Puedes ver todo el Aconcagua y el Océano Pacífico", relata Sponar.
El lugar, que el año pasado recibió a casi 600 visitantes, esta temporada cuenta con casi 700 reservas, que en un 70% corresponden a extranjeros, con un valor diario de casi US$ 200, coordinado por la agencia Santiago Adventures.
Ahora, la meta de Sponar es implementar un servicio de alojamiento y alimentación, para que los fanáticos del snowcat skiing puedan extender su estadía en la montaña.
La primera etapa del proyecto contempla adquirir -con una inversión cercana a los 400 mil dólares- una nueva oruga pisanieve, vehículos todo terreno, pavimentar el acceso y construir un pequeño hotel, estilo lodge, moderno y bien equipado, para grupos de entre 20 y 30 personas. La segunda etapa, más ambiciosa, busca construir un andarivel simple, de dos carros, e instalar en la cima un restaurante, con un costo cercano a los US$ 2 millones. "Estoy consiguiendo el financiamiento para la primera etapa y poder tener las obras construidas para la próxima temporada. La segunda etapa es más a largo plazo", indica Sponar.