Los 2,5 millones de pasajeros que a diario circulan por las cinco líneas y 108 estaciones del Metro de Santiago no viajan solos. Junto a ellos se transportan cientos de bacterias comunes y desconocidas, muchas de ellas perjudiciales para el ser humano.
Es por ello la creación del proyecto Metasub, un estudio inaugurado con éxito en 2016, que en sus primeras investigaciones descubrió en el metro de NUeva York a más de mil especies, casi la mitad de ellas desconocidas, un 27% resistentes a antibióticos y un 12% vinculadas a enfermedades.
El proyecto tiene como objetivo analizar cómo los pasajeros interactúan con microorganismos en diversas condiciones de temperatura, humedad, presión o de materiales en cada superficie, tomando muestras de superficies como barandas, asientos y vidrios en las diversas estaciones de metros en todo el mundo. De esta forma, la idea es crear un perfil de cada ciudad y a largo plazo mejorar la planificación urbana, diseño y seguridad del transporte público, a través de la detección, medición y diseño de cada ambiente urbano.
Así, el Metro de Santiago participará por segundo año en la iniciativa, cuando el próximo 28 de junio se tomen muestras todas las estaciones de la red subterránea.
Según Juan Ugalde, Investigador Asociado del Center for Bioinformatics and Integrative Biology (CBIB) de la Universidad Andrés Bello y director de bioinformática en la empresa uBiome, "los datos generados por este estudio estarán a disposición de todo el mundo, y permitirán generar nuevas hipótesis, diseñar nuevos estudios, e incluso puede llevar al desarrollo de nuevas tecnologías y aplicaciones comerciales".
"Chile siempre se ha destacado como un laboratorio natural, con ambientes tan extremos como el desierto y la Antártica. Pero lo interesante es que estos laboratorios también los encontramos en espacios tan cercanos a nosotros como son los espacios públicos, transporte, parques, etc.", agrega.
En cuanto al trabajo en terreno, Fernanda Arredondo, miembro del Microbial Genomic Group del CBIB-UNAB, afirma que "la actividad la llevarán a cabo más de 30 voluntarios que a partir de las 9 am de ese día deberán visitar las estaciones de metro y sus alrededores. Para ser voluntario solo exigimos, además de ser mayor de edad, que tengan un conocimiento básico de manejo de muestras biológicas, por lo que nuestros voluntarios vienen de diversas áreas, biotecnología, bioquímica, bioinformática, medicina, odontología, química, biología y control de calidad de alimentos".
Actualmente, los investigadores se encuentran esperando los resultados del estudio de 2016, que involucró a 54 ciudades en todo el mundo y que por su magnitud aún se encuentra en proceso.
"Estamos a la espera que nos envíen los datos desde el grupo que coordina este estudio, en Estados Unidos. Hay resultados disponibles de estudios similares, incluyendo el primero realizado en Nueva York, y creo que un punto importante a destacar es el hecho de que hay microorganismos en todas partes. Así como en nuestro cuerpo hay microorganismos que viven junto a nosotros y son importantes, ocurre lo mismo en todo el ambiente que nos rodea, tanto natural como artificial", señala.
"Lo importante es que muchos de estos organismos (bacterias, arqueas, hongos) no nos afectan, y viven y desarrollan su vida normalmente en estas superficies. No habrá resultados negativos o positivos, sino que permitirán informarse sobre la diversidad de microorganismos que nos rodea, y comparar al Metro de Santiago con el de otras ciudades del mundo", afirma Ugalde.
Eduardo Castro-Nallar, Investigador Principal del Center for Bioinformatics and Integrative Biology (CBIB) de la Universidad Andrés Bello, añade que "queremos entender cómo los humanos interactúan y adquieren nuevos microorganismos en el ecosistema urbano, pero también contribuir a implementar la construcción y planificación futura de ciudades de manera inteligente, que podrían detectar y responder rápidamente a patógenos, brotes de enfermedades infecciosas, entre otras importantes aplicaciones".
"El paso siguiente es el análisis de los datos generados el año pasado, el cual nos va a permitir tener la primera visión de la diversidad microbiana en la ciudad de Santiago. Los datos del muestreo de este año, no creo que estén hasta principios del 2018, considerando el alto número de ciudades que participan. Sin embargo, la idea también es poder empezar a desarrollar proyectos en esta línea, que sigan explorando la diversidad microbiana en ambientes urbanos. Una posibilidad también es para el próximo año incorporar otras ciudades, como Valparaíso", finaliza Ugalde.