Emilia Collados y Rosario Calderón son las fundadoras de Caja Curiosa, un proyecto que proporciona a estudiantes de etapa preescolar la posibilidad de experimentar con la ciencia gracias a un gran recipiente de plástico que contiene 10 experimentos, cada uno separado en bolsas que contienen materiales e indicaciones.
Según los resultados de las Pruebas PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de 2015, Chile superó el promedio en la prueba de Ciencias en Latinoamérica con 447 puntos. Sin embargo, un 35% de los estudiantes no ha desarrollado las competencias científicas mínimas para desenvolverse en sociedad. Por lo que cada experimento que va dentro de la caja es complementario al currículo escolar y, por ende, a las materias vistas en clases.
De este modo se espera que, a futuro, los niños que los usen se transformen en adultos con ingenio, que busquen soluciones creativas a los desafíos que se le presenten.
Este proyecto es uno de los 10 emprendimientos que serán acelerados por el Programa Alto Impacto, iniciativa impulsada por el Centro de Innovación UC, el Laboratorio de Innovación Social Colab UC e Incuba UC; y que es cofinanciado por Corfo, y que recibirá un capital semilla de $8 millones, además de mentorías y talleres temáticos durante este año.
"La idea surgió a través de nuestra Fundación Creando Curiosos, una entidad que nació con la idea de llevar la ciencia a los niños y despertar la curiosidad de estos por lo novedoso. Nuestro objetivo es llevar estos materiales a menores de escuelas-colegios que no cuenten con los recursos para acceder a ellos", comentó Emilia Collados, directora Pedagógica del proyecto.
Caja Curiosa propone experimentos de distinta índole. "Están los que tienen reacciones químicas, donde los pequeños pueden ver distintos colores y mezclas. La idea es que un curso pueda trabajar con los materiales y realizar la experiencia según sus necesidades y tiempos. Disponiendo durante todo el año escolar de experimentos listos para ser usados", agregó Collados.
El recipiente de plástico cuenta con 10 propuestas científicas. Los materiales son seguros para la salud de los niños, de fácil manipulación y tan domésticos, como aceite y maicena, por ejemplo.
"Con la supervisión de la educadora, los niños desarrollan habilidades sociales, de carácter cooperativo y aprenden conceptos científicos. Y a pesar de ser muy pequeños se interesan por conocer cómo y por qué ocurre cada reacción tras los experimentos", dijo la emprendedora.