En las últimas semanas, a los correos electrónicos de la alta dirigencia del Partido Socialista han llegado dos textos que anunciaron uno de los eventos de mayor importancia para la colectividad: la convocatoria, para los días 29, 30 y 31 de enero, al XXX congreso general del PS , junto con el temario de discusión para el encuentro.

En la invitación al cónclave, que lleva por nombre "Compañera Michelle Peña Herreros" -militante detenida desaparecida en 1975 y colaboradora de la primera dirección clandestina posterior al golpe de Estado-, se hace una síntesis de la primera mitad del gobierno de Michelle Bachelet y el impulso de las reformas tributarias, educacional y el inicio del proceso constituyente.

Sin embargo, en el escrito se consigna una evidencia compleja para el oficialismo: la pérdida de respaldo popular del Ejecutivo. Así, el diagnóstico incluye una cruda autocrítica del manejo del gobierno y del rol de la propia Nueva Mayoría.

"El ciclo de reformas, ampliamente sentidas por la población, ha ido perdiendo adhesión popular,  como resultado de errores de diseño y comunicación en el gobierno, y confusión en la alianza de los partidos que gobiernan, conduciendo a una situación de deterioro del apoyo social a las reformas", se lee en el documento.

El escenario de merma en el respaldo al gobierno también es planteado en el texto que resume el temario de discusión para el congreso socialista. Esto, junto con proponerse cambios en la política de alianzas del bloque oficialista.

En el primer ítem, titulado "El gobierno de la Nueva Mayoría y la politica de reformas estructurales", hay un enunciado que llama a analizar acuerdos con otras fuerzas. "La Nueva Mayoría y la necesidad de ampliar la alianza político-social que sustente el proceso de reformas", dice el escrito en su punto cuatro, anunciando uno de los principales puntos de discusión para el cónclave.

Con lo anterior, el PS se hace cargo de un análisis que, en privado, sus dirigentes han expresado como requisito para la continuidad del programa de gobierno en un eventual nuevo período presidencial. En este sentido, en la discusión interna se ha planteado que la proyección de las reformas del Ejecutivo dependerá también del respaldo que estas conciten. Y como el apoyo al gobierno ha caído a mínimos históricos, argumentan, se hace necesario convocar a otras fuerzas políticas que se sumen a la Nueva Mayoría.

Este argumento va en línea con lo planteado por el PC en la convocatoria a su último congreso partidario, evento que ya se está desarrollando en las bases y que culminará el próximo año con un encuentro masivo en el que se definirán las decisiones.

Pese a que este tema será materia a resolver por las conclusiones que emanen del congreso socialista, el presidente de la comisión organizadora del evento, Fernando Merino, adelanta un criterio. "Cuando la Nueva Mayoría llegó a gobernar con un 62%, con el que fue electa Bachelet, podíamos prescindir de otras fuerzas. Pero el escenario es distinto ahora que tenemos un apoyo de 20 puntos promedio. Por eso se hace necesario discutir la ampliación de la Nueva Mayoría", dice el dirigente. "Quienes se sumen, será definido en el congreso, pero serán bienvenidas todas las fuerzas que se sientan convocadas por un programa de transformaciones de este gobierno", agrega.

Escenario municipal

En lo inmediato, un escenario en el que se podrá concretizar una eventual ampliación del oficialismo es en las elecciones municipales del próximo año. Y según señalan fuentes del PS, un candidato natural es el Partido Progresista (PRO) de Marco Enríquez-Ominami.

Esta posiblidad se abordó hace cerca de dos meses en contactos sostenidos por la presidenta del PRO, Patricia Morales, con los secretarios generales de la Nueva Mayoría, en los que se han abordado eventuales pactos por omisión y primarias en posibles listas de alcaldes y concejales.

"Nuestra prioridad de pacto electoral es la Nueva Mayoría. Sin embargo, hay que resolver las listas a concejales donde podríamos necesitar candidatos fuera de la coalición", señala el secretario general del PS, Pablo Velozo.

Pese a ello, reconocen una complejidad en las proyecciones presidenciales. En este contexto, indican, sumar al PRO es abrirse a la eventualidad de que Enríquez-Ominami complique las posibilidades presidenciales de la timonel del PS, Isabel Allende. Esto, sin contar el complejo escenario que enfrenta el ex abanderado por la investigación del Ministerio Público sobre los pagos de SQM a su ex mano derecha, Cristián Warner.