Este año se registró un récord tanto de inscritos como de quienes rindieron la Prueba de Selección Universitaria (PSU). De los 258.535 postulantes que rindieron el examen, 90.048 provenían del sector público, lo que equivale a 3.591 personas más que el año pasado y 8.932 cuando se compara con 2013.
Así, pese a ser el sector que más aumentó sus participantes en comparación con la admisión anterior, el 44% de los egresados de establecimientos municipales que rindieron la PSU quedó bajo los 450 puntos, por lo que no llegó al umbral de postulación de las 34 universidades del Sistema Único de Admisión.
En tanto, un 29% de los alumnos de establecimientos subvencionados no alcanzó los 450 puntos, mientras que sólo un 7,53% de los egresados de recintos particulares pagados quedó en ese rango.
Iván Salinas, académico del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Chile, señaló "la paradoja de la desigualdad es que los estudiantes de colegios particulares pagados, por el sesgo de la selección, terminan asistiendo a universidades públicas y estatales. Pero los de la educación municipal terminan arrinconados por instituciones privadas, muchas veces asumiendo cargas de deuda que perpetúan la desigualdad".
Eso sí, según información de la admisión anterior, un 71% de los alumnos de liceos municipales se encontraba bajo los 500 puntos. Pero este año esa proporción se redujo a 65%. Para Jorge Manzi, director de Mide UC, esta es "una buena noticia porque quiere decir que la distribución superior a 500 puntos mejoró, o sea, más alumnos están habilitados para ingresar al sistema de educación superior y, además, pueden tener opción a beca".
Esta variación contrasta con la tradicional brecha entre recintos públicos y pagados, que es de 139 puntos promedio en Matemática, un punto más que el año pasado. En Lenguaje, en tanto, los privados tienen 124 más que los liceos públicos, lo que equivale a tres unidades más que la diferencia del proceso anterior.
Para Jorge Manzi, director de Mide UC, "las brechas son muy grandes. De eso no cabe duda y lo importante es que en el largo plazo se haga todo lo posible para acortarlas".
Pero ¿qué significa, por ejemplo, una diferencia de 139 puntos en Matemática? "En Chile no se ha hecho estimación exacta de esas diferencias. No podemos traducirlas ni hay forma alguna de asociarlas. Lo que sí sabemos es a cuántas preguntas equivale y, aproximadamente, se puede decir que a 15 preguntas correctas, lo que es mucho", explicó Manzi, uno de los ideológos de la PSU.
José Joaquín Brunner, investigador de la U. Diego Portales, coincidió en que no hay una fórmula sistematizada para calcular a cuánto equivale, pero remarcó que es posible hacer una comparación: "Hay una diferencia importante en contenidos, que equivale a que los colegios particulares pagados hubieran tenido un mayor tiempo de escolarización. Con esta prueba debe ser más o menos parecido a lo que ocurre con PISA, se podría decir que es como si los establecimientos pagados tuvieran un año más de escolarización", dijo el académico de la UDP.
Manzi advirtió que, en general, la prueba sólo refleja el sistema: "Lo que nos está advirtiendo esto es que las condiciones estructurales del sistema no se han modificado lo suficiente y, por lo tanto, la brecha puede cambiar sólo en la medida que las oportunidades de aprendizaje vayan mejorando y equiparándose para todos".
Para Brunner, la clave es la educación inicial: "La brecha no va a bajar en la PSU nunca, al menos que partamos reduciéndola (en los tramos de enseñanza) de entre 0 y 6 años, y luego entre 6 y 17 años en educación obligatoria. Si hacemos eso alguna vez, tendremos una brecha menor. Pensar que podríamos tener una diferencia sustancial no es posible, es demasiado tarde a los 18 años", señaló el experto.
Ranking
Este año, los establecimientos pagados obtuvieron un ranking de 618 puntos promedio, versus los 561 de los liceos municipales y un 557 de los subvencionados. Al comparar los datos con el año pasado, los egresados de particulares pagados figuran con cuatro puntos más, mientras que los de municipales con tres y los subvencionados con uno más. "Si se suma al NEM, el aumento relativo del promedio PSU es mayor en colegios particulares. Ellos suben su promedio de ranking en mayor medida que los municipales y subvencionados", advirtió Iván Salinas, quien criticó que la brecha es notoria también en estos puntajes.
Para Jorge Manzi, en cambio, el ranking sigue siendo un instrumento que está funcionando: "A pesar de esa diferencia en puntaje que favorece a los colegios particulares pagados, el ranking igual permite acortar una distancia con los municipales y subvencionados, porque a pesar de que la diferencia se puede ver muy amplia, es menor que la de las pruebas. Por lo tanto, ayuda a reducirla en general. Hay estudiantes que ingresan y no habrían ingresado si no hubieran mejorado el ranking".
Manzi advirtió que hay que entender "que la verdadera solución no va a estar jamás en los sistemas de admisión. El ranking es un paliativo, está haciendo su trabajo, pero tiene un efecto acotado".