La vida singular de Pierre Drieu la Rochelle (1893-1945) es lo que animó a Enrique López Viejo a escribir la primera biografía que aparece en español de este autor francés, "un icono de su época para bien y para mal".

López Viejo explicó que "Drieu me interesó tras ver la película de Louis Malle basada en su novela, 'El fuego fatuo'. Apenas sabía sobre su filiación política final y su suicidio, pero me atrajo su personalidad".

Para López Viejo, Drieu la Rochelle tiene cierta afinidad con los anarquistas rusos Herzen, Bakunin y Kropotkin de su anterior biografía, "Tres rusos muy rusos", editada al igual que este libro por Melusina.

"Fueron gente altruista, rebeldes contra la injusticia. Drieu la Rochelle también lo fue y su trayectoria es una prueba de ello a pesar de los errores cometidos", ya que colaboró con la ocupación nazi y se suicidó al final de la II Guerra Mundial para evitar ser juzgado por traición.

El interés por la vida de este "aciago seductor", como se subtitula la biografía, reside en el personaje más que en su literatura, "pues es un autor irregular, aunque lo mejor son los relatos". Históricamente se le inscribe en las vanguardias de comienzos del siglo XX, aunque pronto se alejó de los surrealistas. Según su biógrafo, el personaje es un arquetipo "de la manera de sentir y discurrir de un intelectual comprometido de la primera mitad del siglo XX, al que su pasión política, también a contracorriente, le singulariza aún más".

"Siendo un joven formado en el mundo del fin de siglo, un pequeño burgués en ascenso social, la I Guerra Mundial supuso una fractura que fue determinante en la formación de su carácter y en su manera de ver las cosas", señaló el biógrafo, quien aseguró que su obsesión por el suicidio está relacionada con su infancia solitaria. "Siempre reflexionó sobre su muerte, primero como víctima de la relativización de los valores que se produjo tras la guerra y la crisis económica de 1927, y más tarde desde una búsqueda espiritual de la trascendencia y por coherencia ante la derrota de los suyos".

Políticamente se consideraba un revolucionario y un europeísta, "pero como la democracia de la Tercera República francesa era un sistema agotado y corrupto, se radicalizó hacia uno de los dos extremos", destacó López Viejo. "Se hizo fascista aunque no se le puede imputar delito alguno que no fuese el de la propaganda, aunque en un ambiente como el suyo, casado con una judía y amigo de judíos, su posición antisemita es una clara traición a los que quiere, y ello, sin duda, le obsesionará".