Hace 7.000 años el pueblo Chinchorro se estableció en lo que hoy es la Quebrada de Camarones, en la actual Región de Arica y Parinacota, junto al río del mismo nombre.

Autores de las momias más antiguas del mundo, iniciaron también una historia evolutiva que hace que los actuales habitantes de la zona tengan variantes genéticas que los protegen de los efectos tóxicos del arsénico.

El río Camarones tiene niveles naturalmente altos del tóxico, sobre 1.000 microgramos por litro (µg/L), mucho más que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que habla de 10 µg/L. Esto hizo que los primeros habitantes del lugar sufrieran sus consecuencias, principalmente abortos espontáneos y muertes prematuras. Pero con el tiempo, la selección natural hizo que sobrevivieran quienes portaban las variantes genéticas protectoras de la enzima que metaboliza el arsénico en humanos (conocida como AS3MT), capaz de hacer que el tóxico sea eliminado rápidamente del organismo a través de la orina.

Hoy, a pesar de que el consumo de agua del río es menor, el 68% de la población en Camarones y el 48% en Azapa, tiene estas variantes genéticas.

Análisis de ADN

Los resultados se desprenden de un estudio liderado por Mauricio Moraga, investigador del programa de Genética Humana de la U. de Chile, que analizó el ADN de 50 habitantes de la Quebrada de Camarones, 47 del valle de Azapa, (Región de Arica y Parinacota), y 45 habitantes de San Juan de la Costa, en la Región de Los Lagos. "Lo que hicimos fue ir a mirar, en el gen mismo de la enzima AS3MT, y buscamos cambios ya detectados en la población de San Antonio de los Cobres, Argentina, que también ha sufrido una prolongada exposición al arsénico. Se encontraron en alta frecuencia estas mismas variantes de la enzima, con ellas el arsénico es fácilmente excretado, ya que lo modifican químicamente y va a la orina", explica Moraga.

Hacia el sur, los resultados del ADN de población huilliche muestran que sólo un 8% posee las variantes. "Uno de los resultados que más nos llamó la atención fue que las variantes genéticas protectoras del arsénico disminuyen o están casi ausentes en las poblaciones que habitan lugares donde el arsénico no ha sido endémico, lo que explicaría la baja frecuencia en Huilliche y en otras poblaciones del mundo" explica Mario Apata, coautor del estudio.

Si los habitantes de Camarones no tuvieran esta enzima, el consumo de agua con niveles tan altos de arsénico podría causarles lesiones cutáneas e incluso cáncer, además de problemas de desarrollo, enfermedades cardiovasculares y efectos neurotóxicos. Sin embargo, la prevalencia de estos problemas de salud no son más altos que en el resto de la población.

"El arsénico en el agua a niveles en los que estamos pensando tiene efectos agudos y crónicos. Para esta investigación se hizo una encuesta muy elemental para ver si había abortos o enfermedades y, a partir de ella, no detectamos estas características. La población actual está sólo parcialmente expuesta a estos niveles altos de arsénico, eso podría influir en no tener manifestaciones, pero tampoco recuerdan haberlas tenido en el pasado, cuando sólo tenían acceso al río", explica Moraga.

Rápida evolución

La selección natural es uno de los procesos evolutivos que ha permitido que el ser humano se haya adaptado a las condiciones ambientales más extremas en el mundo. En Camarones, sus primeros habitantes tuvieron que sobrevivir por cientos de generaciones bebiendo aguas ricas en arsénico en el desierto más árido del mundo, y persistieron quienes poseían el mecanismo protector frente al tóxico.

Hay pocos ejemplos de evolución en tan poco tiempo. Uno está en la población del norte de Europa, donde se produjo algo similar con la lactosa, a la cual son tolerantes, pues poseen dos mutaciones en el gen de la enzima lactasa, que habrían aparecido entre 20.000 y 5.000 años atrás, con el desarrollo de la ganadería.

"En general cuando se habla de selección, uno piensa en cientos de miles de años", pero en el caso de Camarones esto ocurrió en menos de 7.000 años", dice Moraga.

Los estudios en momias Chinchorro fueron claves para probarlo. Las momias tienen restos de arsénico en cabello y tejidos. Además, las más antiguas son esencialmente de niños, recién nacidos y nonatos, lo que concuerda con uno de los efectos más nocivos del tóxico: provocar abortos espontáneos.

"Estamos viendo que el arsénico afectó de forma endémica por miles de años, lo más probable desde los Chinchorro. Bebés y recién nacidos son los momificados en los primeros tiempos de esta cultura, y los abortos y partos prematuros causados por el arsénico los entendemos como gatillante de esto", señala Bernardo Arriaza, antropólogo y experto en el tema de la U. de Tarapacá.

Las primeras poblaciones probablemente casi no tenían las variantes protectoras de la enzima, pero con el tiempo, sólo fueron sobreviviendo los que las tenían.