Puerto Rico votó el domingo abrumadoramente en favor de convertirse en el estado número 51 de Estados Unidos, en una jornada de baja participación electoral.
Un sitio web oficial del referendo no vinculante, el quinto de este tipo desde 1967, mostró que el 97 por ciento de los votantes apoyaron la posibilidad de convertir a la isla en un estado de Estados Unidos. Solamente el 23 por ciento de las 2,2 millones de personas que podían sufragar lo hicieron.
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rossello, hizo campaña a favor de la posibilidad de convertir a la isla en estado ya que, sostiene, esa es la mejor manera de asegurar el futuro del territorio, que tiene una deuda de 70.000 millones de dólares y un 45 por ciento de su población en la pobreza.
"De ahora en más, el Gobierno federal no podrá ignorar la voz de la mayoría de los ciudadanos estadounidenses en Puerto Rico", dijo Rossello en un comunicado. "Sería muy contradictorio que Washington demande democracia en otros partes del mundo y NO responda al derecho legítimo de autodeteminación ejercitado hoy en el territorio estadounidense de Puerto Rico".
El difuso estatus político de Puerto Rico, que se remonta a 1898, cuando Estados Unidos adquirió el territorio a España, ha contribuido a la crisis económica que el mes pasado llevó a la mayor bancarrota municipal de la historia estadounidense.
Quienes votaron a favor de que Puerto Rico sea un estado de Estados Unidos esperan que un nuevo estatus deje a la isla en igualdad de condiciones con los otros 50 estados, con mayor acceso a los fondos federales y el derecho a elegir al presidente.
Rossello le pedirá al Congreso estadounidense que respete el resultado, pero Puerto Rico no es visto como una prioridad en Washington.