Luego de un día marcado por la incertidumbre y tras 24 horas de intensos encuentros y negociaciones, el presidente del gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont, descartó este jueves convocar a unas elecciones anticipadas para frenar el Artículo 155 de la Constitución, con el que el gobierno español pretende ponerle fin a las intenciones independentistas de la región.
Los imprevistos fueron los protagonistas de la jornada. El líder catalán retrasó en dos ocasiones su comparecencia, en donde se esperaba que anunciara la celebración de comicios para frenar las iniciativas de Madrid para tomar el control de la región. Finalmente, durante la tarde Puigdemont aseguró que no había recibido suficientes garantías por parte del gobierno español de que unos comicios podrían evitar la imposición del control en Cataluña.
"He estado dispuesto a convocar estas elecciones siempre y cuando se dieran unas garantías que permitieran su celebración en absoluta normalidad", aseguró Puigdemont en la sede del gobierno regional. Y agregó: "No hay ninguna de estas garantías que justifiquen hoy la convocatoria de elecciones". Según la agencia France Presse, durante los últimos días se habían multiplicado las mediaciones entre Puigdemont, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, e incluso la Casa Real para evitar un choque entre ambas administraciones.
El 1 de octubre, Cataluña realizó un referéndum -que Madrid considera ilegal- con el objetivo de independizarse de España, que estuvo marcado por los enfrentamientos entre la policía nacional y los partidarios de la secesión. En esa votación, participó el 43% del padrón electoral y la independencia fue aprobada por el 90% de los catalanes. A pesar de que la consulta pública fue descartada por el Tribunal Constitucional, Puigdemont ha insistido en distintas ocasiones que los resultados le dan autoridad para declarar la independencia.
Desde entonces, el país ha estado enfrascado en una profunda crisis, provocando la huida de más de 1.000 empresas de la región y la preocupación de otros líderes de la UE que creen que el sentimiento separatista podría contagiarse en otros lugares del continente.
El tema también divide profundamente a la sociedad catalana, que esta sumida en la incertidumbre tras la realización del referéndum.
El líder catalán dejó en manos del Parlamento local la tarea de avanzar con la cruzada independentista, que comenzó a celebrar este jueves un pleno que debería concluir el viernes con la declaración de independencia, lo que prepara el terreno para que el Senado español apruebe una intervención de las instituciones de Cataluña.
El Senado, liderado por el oficialista Partido Popular (PP), debería aprobar este viernes las medidas para la aplicación del Artículo 155 de la Constitución, un recurso nunca antes utilizado y que permite el control directo sobre la región. Tras la sesión del Senado, el gobierno deberá convocar a un consejo de ministros para ejecutar las medidas en caso de que Puigdemont no haya adelantado las elecciones.
Entre las medidas solicitadas, el Ejecutivo de Rajoy reclama la destitución de Puigdemont, la disolución del Parlamento catalán y el control de los Mossos d'Esquadra (la policía regional de Cataluña), entre otras cosas.
La situación podría desatar fuertes protestas en Barcelona, ya que algunos partidarios de la independencia prometieron realizar una campaña de desobediencia civil, si el gobierno seguía en sus intentos de detener la secesión.
La comparecencia de Puigdemont deja a su gobierno y al Ejecutivo nacional en un punto de máxima tensión política. La vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría aseguró en una intervención televisada ante una comisión del Senado, que los independentistas mostraron su "cara verdadera" ya que "no han traído la tierra prometida", sino sólo "ensoñaciones y engaños".
"Los independentistas han dejado muy claro que no estaban dispuestos a dialogar. Han echado por tierra la mejor Cataluña de la historia. Tenemos que rescatarla por mucho que intenten imponer una nueva fuera de la ley", añadió Santamaría.
El Senado español había invitado a Puigdemont a participar en esta sesión para defender su posición, pero el líder catalán rechazó la oferta.