"¿Te acuerdas de la primera vez?". El cantante Jarvis Cocker (49) ya cuenta casi dos décadas lanzando la misma pregunta, cerca de dos años abriendo cada show de la gira de retorno de su banda con ese mismo tema -Do you remember the first time?- y la noche del sábado, a juzgar por las sonrisas del respetable, el debut de Pulp en el país vaya que será recordado: los británicos dieron el mejor espectáculo de los 25 que ofreció el festival Primavera Fauna realizado en Espacio Broadway (ver crítica). No sólo eso: fueron los únicos, dentro de un cartel que también incluía a The Walkmen, Dinosaur Jr. e Illya Kuryaki & The Valderramas, que agruparon a casi la totalidad de las 10 mil personas que llegaron a la cita, dispersos durante el resto del día. Eran el número más convocante, sin competencia.

Pese a ello, ofrecieron una presentación de 90 minutos y 15 temas, menos de lo que han hecho en su tour. Ayer circulaba por internet la lista preliminar de canciones del concierto, que incluía un bis que no se escuchó. Según la producción, el grupo tocó más del mínimo acordado y abortaron su encore, porque Cocker tenía mucho frío.

Dio igual: su aparición fue recibida como el arribo de un viejo amigo, por un público que en su mayoría superaba los 30 años, crecidos cuando el britpop dominaba la FM. Para ellos, Cocker dedicó gran parte de las gemas del conjunto, como Something changed, Disco 2000 o This is hardcore. Leyendo un papel en el piso, repitió textos en español -"macanudo", "guaguas" al presentar Babies- y el escenario lanzó efectos láser en Sorted for e's & wizz.

El día posterior al concierto, y en la previa al que daban anoche en el teatro La Cúpula, la banda visitó al embajador de Inglaterra, Jon Benjamin, en su residencia: "Vimos el fútbol inglés", comentó el político británico.

Corazones en tránsito

Si de emotividad se trata, minutos antes, Jorge González también apeló a la memoria al revivir una de sus cumbres en Los Prisioneros, Corazones (1990). Sólo acompañado de la tecladista original de esos años, Cecilia Aguayo, y de su esposo, el alemán Uwe Schmidt en programaciones, el músico desenfundó las nueve composiciones de la producción, sin seguir el orden del disco.

Además, dio pie para pequeñas introducciones. "Este es el tema que mejor representa esos duros años", dijo antes de Cuéntame una historia original; "este álbum fue bien complejo, lo hice cuando tenía como 24 y se convirtió en el último de mi banda", lanzó como contexto de Estrechez de corazón, mientras que antes de Es demasiado triste comentó: "Esta es la más linda, pero la más difícil de cantar".

El punto negro de la jornada vino con la salida del público. La desorganización y los tacos saturaron el lugar y los autos contaron cerca de una hora de promedio en abandonar el recinto. Los escasos estacionamientos provocaron que muchos vehículos fueran estacionados en pastizales alejados, lo que detonó una procesión por la carretera que hacía aún más lento el tráfico.

Si durante el día la organización cumplió con ciertas condiciones mínimas y generales, en la tarde los entuertos se volvieron norma: los atascos de tránsito hicieron poco fluido el acceso; los baños y comida se tornaron escasísimos y había que invertir más de 60 minutos en una fila; y el sector VIP -ubicado entre ambos escenarios- quedó demasiado grande y relegó al público general a una zona con menor movilidad y donde casi no podía apreciar la pantalla central que mostraba los shows, la única del evento.

Con respecto de estos traspiés, la producción explica que el proveedor de buses llevó menos vehículos de lo acordado, mientras que los servicios se hicieron insuficientes debido a que vendieron muchas entradas el viernes y el mismo día del evento, afectando la convocatoria calculada.