Puntaje ranking bonificaría más a estudiantes de colegios particulares pagados

Por una parte, dicen que medida no ayuda a todos los alumnos por igual, mientras que en la otra, sostienen que beneficia más a los vulnerables.




El puntaje ranking no deja de sumar críticas. A los reclamos de los estudiantes de liceos emblemáticos y a la fuga masiva de alumnos que se cambiaron de colegio buscando una mayor bonificación, se suma un nuevo reparo, esta vez desde el Centro de Estudios Públicos (CEP).

Según Sylvia Eyzaguirre, investigadora del CEP, "la fórmula utilizada por el Consejo de Rectores para el ranking es una bonificación a las notas de enseñanza media y no un ranking. Si fuera un ranking, todos aquellos con la misma posición recibirían el mismo puntaje, pero eso no sucede".

El ranking es un sistema de puntos considerados en el proceso de admisión para las universidades. Su fórmula consiste en asignar puntaje a los alumnos si su promedio de notas es superior al promedio de notas de las últimas tres generaciones. Además, considera un promedio máximo, que también se calcula en base a los tres últimos años y, a medida que el estudiante se acerca a ese máximo, va bonificando puntos. A la diferencia que hay entre el promedio del curso y el promedio máximo, se le denomina dispersión de notas.

La dispersión varía según el colegio y a juicio de Eyzaguirre y basada en la experiencia empírica, "los particulares pagados tienen menor dispersión de notas". Por esta razón, "los particulares pagados reciben, aproximadamente, 50 puntos más que alumnos con igual ranking e incluso igual promedio de notas".

Por lo mismo, la investigadora considera que este mecanismo no es justo y en su reemplazo propone "implementar efectivamente un ranking, que bonifique según posición relativa de los alumnos respecto de las tres generaciones anteriores, entregando exactamente el mismo puntaje a quienes tienen la misma posición relativa. Eso significa no bonificar sobre las NEM del alumno y no considerar las notas del colegio ni su dispersión".

"En países donde se utiliza el ranking se suele entregar un puntaje adicional a quienes se encuentran dentro del 15% superior del ranking, a los otros alumnos no se les entrega una bonificación", agrega.

Sin embargo, esta posición no es compartida por el experto en educación y director de Mide UC, Jorge Manzi. "La única forma de medir la efectividad del ranking es viendo a quién favoreció en su ingreso a la universidad, si a los particulares pagados o a los municipales, como debería ser".

Según Manzi, el primer año que se implementó el puntaje ranking, con una ponderación del 10% para el proceso de admisión a la universidad, los municipales y particulares subvencionados se beneficiaron en un 5,3%, a diferencia de los particulares pagados que lo hicieron en un 2,6%.

"Y para el proceso de admisión de este año, en el que se subió la ponderación, la mejora para los municipales fue de 6,6%, 5,8% para los particulares subvencionados y 2,4% para los particulares pagados y para mí evidencia el efecto real", detalla, citando cifras del Consejo de Rectores.

Sobre la solución que propone el CEP, Manzi afirma que "es una medida cuestionable, porque el ranking puro estimula la competencia dentro del aula y los compañeros van a pensar que el alumno al que le va bien, lo está perjudicando en sus aspiraciones de llegar a la universidad".

"Introducir un incentivo poderoso a la competencia entre compañeros desalienta cosas fundamentales que se buscan promover en el proceso educativo, como la colaboración entre pares, la tolerancia y el aprendizaje conjunto y cooperativo", añade.

Las críticas al ranking

Desde su implementación, para el proceso de admisión 2013 el ranking ha debido lidiar con las críticas. El año pasado directores del Instituto Nacional y los liceos de Aplicación y Nacional de Maipú interpusieron en la Corte de Apelaciones un recurso de protección y orden de no innovar contra el Demre de la U. de Chile, para detener el alza de la ponderación de este sistema. La corte rechazó el recurso.

Este año, la polémica se dio por la fuga de estudiantes de liceos emblemáticos. Alumnos cuyos promedios están por debajo del ranking de su curso buscaron, al cambiarse a colegios con menor ranking, lograr mayor bonificación para el proceso de admisión.

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