51 buques y 16 submarinos para 2020, fue la promesa que hizo a la Armada el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, en el marco del programa de rearme de todas las Fuerzas Armadas que supondrá un gasto de unos 700.000 millones de dólares.
Putin explicó que el número de submarinos no incluye a los ocho atómicos que portarán misiles intercontinentales Bulavá y que serán uno de los pilares del arsenal nuclear ruso, junto a la aviación estratégica.
Uno de esos submarinos atómicos, el "Alexandr Nevski", ya ha completado todas las pruebas y seguidamente entrará en servicio, mientras otro - previsiblemente el "Yuri Dolgoruki"- hará pronto lo mismo, añadió, citado por las agencias locales.
Durante una reunión sobre el programa de rearme, el líder ruso subrayó que todos los barcos -buques de desembarco, fragatas y corbetas- serán construidos en astilleros nacionales, con la excepción de dos portahelicópteros de la clase Mistral que lo serán en Francia.
Putin pidió a los astilleros de Severodvinsk, a orillas del mar Blanco, donde viajó hoy, que acelere la construcción de buques de nuevo tipo, ya que la obsoleta Armada los necesita para cumplir con sus nuevas funciones.
El presidente ruso aseguró que el gobierno asignará ingentes cantidades de dinero para que a finales de esta década la Armada rusa cuente con un 70% de armamento moderno.
"Una de las prioridades será la fabricación de armas de alta precisión y de alto alcance", dijo Putin, para lo que destacó será necesaria también la modernización de las empresas de fabricación de armamento y equipos militares.
Y subrayó que la Armada "es un instrumento de defensa de los intereses económicos nacionales, incluido regiones como el Ártico, que acogen ingentes recursos naturales, reservas de hidrocarburos y otros".
Rusia, que reanudó hace unos pocos años las patrullas por los océanos Atlántico y Pacífico, y el mar Mediterráneo, cuenta actualmente con dos bases navales en el exterior, una en el puerto sirio de Tartus y otra en el ucraniano de Sebastópol.
Además, está construyendo otra en el puerto de Ochamchira (mar Negro) de la región separatista georgiana de Abjasia, pese a las protestas de la OTAN.
El Kremlin ha hecho oídos sordos a los economistas y asesores que le han advertido contra un drástico incremento del gasto en defensa, debido al peligro de que el déficit presupuestario se dispare y sea imposible costear los gastos sociales.
RUTA MARITIMA ARTICA
Paralelamente el mandatario ruso promulgó hoy una ley que regula por primera vez la navegación por la ruta marítima ártica, considerada la alternativa al canal de Suez y que podría revolucionar el transporte mundial de mercancías.
La ley establece el estatus jurídico y los límites de la ruta de transporte, y prevé la creación de un órgano administrativo que se encargará de gestionar la navegación, según informó hoy el Kremlin en un comunicado.
También incluye las reglas de navegación y el costo del arrendamiento de los buques rompehielos necesarios para circular por la zona, que está cubierta de hielo prácticamente todo el año. Otro de sus objetivos es propiciar la construcción de modernas infraestructuras que garanticen la seguridad de los buques a lo largo de toda su travesía.
Putin dio el espaldarazo definitivo a la ruta marítima ártica en septiembre del pasado año durante un foro internacional, aduciendo que "esta vía (ártica) es prácticamente un tercio más corta que la ruta tradicional".
"El cambio climático que incrementa gradualmente el período de navegación y el progreso tecnológico abren a la humanidad nuevos territorios por descubrir en la región ártica (...) Y es evidente que la actividad económica crecerá", dijo Putin.
Un barco tiene que recorrer 10.600 kilómetros para llegar por el norte desde la ciudad rusa de Murmansk (mar de Barents, cerca de la frontera con Noruega y Finlandia) al puerto chino de Shanghai, mientras que si opta por cruzar el canal de Suez necesita surcar 17.700 kilómetros.
Rusia es el único país del mundo que cuenta con una flota de rompehielos atómicos, por lo que tendría el monopolio de la ruta.