Histórico

Que caigan los malos: el ajusticiamiento triunfa en la TV

Los tres programas más exitosos del año, En su propia trampa, Alerta máxima y Manos al fuego, funcionan bajo la lógica de descubrir y enfrentar al que actúa mal. Para los especialistas, un fenómeno en sincronía con la realidad del país.

Se trata de Carolina y María Carolina. Pareja. 15 años juntas. Participantes de Manos al fuego dos semanas atrás. Carolina sabe de María Carolina algunas cosas: es extrovertida, simpática,  quizás coqueta. Y confía: “Es así con todo el mundo”.

“Siempre hay una suerte de justificar al otro”, dice Eva Gómez . Luego remata: “Lo que ocurre acá, cuando se enfrentan a la realidad, es que a los participantes se les cae la venda de los ojos”.

¿Seguirán juntas después de que María Carolina invitara a salir a otra mujer en pantalla, perdiendo el millón de pesos? Quién sabe. Lo cierto, es que mientras están al aire, historias como las de las dos Carolinas, es decir, de personas comunes y silvestres, disparan la sintonía. En este escenario, son tres los programas que dan cátedra: Manos al fuego, Alerta Máxima y En su propia trampa, los que se levantan como los más vistos de 2015. De hecho, dejando de lado las telenovelas, escalan entre los espacios de factura local más populares del año.

Pero las audiencias no sólo los premian porque presentan a gente real; se trata de productos que -con el recurso de la cámara oculta- funcionan bajo la lógica del ajusticiamiento, de ver cómo caen los que actúan mal: desde el prometido o prometida que sucumbe a la tentación y engaña a su pareja hasta el delincuente capturado por Carabineros o el ciudadano que se niega a pagar el arriendo.

El linchamiento

“El ciudadano está empoderado. Está mostrando su descontento porque la autoridad no los está representando. Es una manera de certificar, de ratificar el desagrado. El ciudadano quiere legitimar y palpar la realidad tal cual es: la corrupción, la mediocridad, la falta de moral”, explica Maricarmen Estévez, académica de la Universidad Mayor frente al éxito de este formato.

“Los chilenos nos hemos sentido por mucho tiempo víctimas. Ahora uno dice: ‘Lo mismo me ha pasado, no es sólo mío, es una realidad país’. Y te identificas cuando los medios la muestran. Es un juego de proyecciones”, agrega la profesional.

“El buen rating de En su propia trampa en todos los estratos socioeconómicos es un indicador que “sintonizamos” con la gente. Pero con altura de miras”, explica por su parte Emilio Sutherland. “Nosotros aspiramos a que sea un programa de utilidad pública que permite alertar a la gente sobre una serie de delitos o hechos irregulares que afectan a muchas personas en su vida cotidiana”, cierra, en sincronía con Estévez.

Ambos creen que existen dos factores que influyen en el éxito del programa: descontento ciudadano y sed de justicia. Criterio que es disímil al de Arturo Arriagada, académico de la UDP: “Más que analizar estos programas desde el empoderamiento, ellos apuntan más al morbo y a situaciones límite donde la audiencia establece una conexión en función de esos estímulos y la conversación posterior con cercanos luego de ver los programas”. Para Arriagada el empoderamiento también guarda relación con espacios como Esto no tiene nombre. “Allí se entrega información que permite tomar mejores decisiones de consumo, incluso políticas. En su propia trampa es efectismo y morbo: ‘castiguemos al malo, compadezcámonos de las víctimas”. No es empoderamiento. Es un programa de entretención disfrazado de otra cosa”.

Si bien es cierto que 2014 fue la temporada más baja de En su propia…, con un promedio de 13,4 puntos, en 2015 volvieron a estar sobre los 20 puntos. En tanto, 25,3 acumula Manos al fuego al 25 de agosto, y Alerta Máxima tiene un promedio de 16,6 puntos actualmente (con repeticiones).

“Alerta Máxima busca que cada capítulo te sorprenda porque nunca un procedimiento será igual al otro. Y ahí dices: ‘no puedo creer lo que está pasando. Y esto es real’. explica Andrea Vargas, su productora ejecutiva, y quien también está detrás del programa de Eva Gómez. Luego agrega: “Todos somos un poco voyeristas y queremos ver qué está pasando. Yo y mi equipo no nos hacemos cargo de entregar valores. Hacemos programas para entretener”.

“Hay una búsqueda de sentido de justicia “, define Rodrigo Leiva, productor ejecutivo de En su propia…, quien hace más de cinco años trabaja con el equipo, tomando cuidados frente a posibles venganzas. “Nos conocemos, nos resguardamos y tenemos nuestras estrategias de protección”. ¿Y la venganza de los infieles que se quemaron las manos? A Eva Gómez eso no le asusta: “Si se hiciera algo así en La Moneda, probablemente estaríamos todos pegados y sería más interesante que Manos al fuego. Y no perderían un millón de pesos, perderían mucho más que eso”.

Más sobre:portada

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

No sigas informándote a medias 🔍

Accede al análisis y contexto que marca la diferenciaNUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mes SUSCRÍBETE