Los tacones hacen aumentar algunos centímetros a las mujeres y sin dudas ayudan a estilizar las piernas, pero su uso trae consigo ciertos peligros y lesiones en los pies y tobillos, como la denominada tendinitis de Aquiles.

Se trata de una patología de carácter frecuente, no sólo por el uso de zapatos con taco, sino que también por el de superficies duras, entrenamientos físicos inadecuados, y la falta de preocupación cuando aparecen ya los primeros síntomas, cuando es necesario abordar el problema desde sus inicios para solucionarse totalmente.

El tendón de Aquiles es uno de los más comunes y tiene como función la inserción en el hueso del pie del tríceps sural. Además, está cubierto por un tejido que entrega la mayor parte de la irrigación sanguínea que nutre la estructura.

Se trata de un tendón muy potente que corriendo soporta fuerzas de hasta 500 kilos. Por lo que los dos factores que originan este problema son la vascularización, o sea el conjunto y riego de los pequeños vasos sanguíneos y linfáticos en del tejido, y la potencia que soporta.

CAUSAS
Entre las causas que originan esta lesión se encuentran los cambios en la altura del taco del zapato. Por ejemplo, si se usan tacones para vestir y zapatillas bajas para el deporte, este cambio de altura genera un tirón inusual en condiciones de esfuerzo, provocando su irritación.

En tanto, cuando aparece un dolor en la planta del pie, se puede modificar el apoyo, o sea hacerlo de manera asimétrica y perjudicar la función del tendón.

Otra causa son las desviaciones axiales del tobillo por constitución, algo similar a lo anterior, pero de origen anatómico por la estructura de cada pie. En este caso es recomendable que un podólogo especializado diseñe plantillas que corrijan esta imperfección.

El exceso de apoyo en la zona interna del pie también puede lesionar el tendón de Aquiles, lo que se produce por usar una talonera muy blanda.

Correr y caminar cuesta arriba estirando continuamente el tendón y forzando los límites de la elasticidad también es perjudicial. Y, por último, la presión directa sobre el tendón con un calzado demasiado rígido, como las botas de esquí, también pueden dañar este tendón.