En noviembre, el mundo aplaudió el histórico acuerdo entre China y EE.UU. para reducir los gases de efecto invernadero que generan el cambio climático y del que ambos países son responsables del 45% del total mundial. Una señal potente ad portas de un nuevo acuerdo global que reemplazará al Protocolo de Kioto y que busca evitar que la temperatura suba más de 2 °C a fines de este siglo.
En el acuerdo, China se comprometió a generar el 20% de su energía a través de fuentes limpias al 2030. Lo que no informó es cómo alcanzará esta meta, pero a fines de diciembre el gobierno anunció el incremento en el uso de la energía nuclear sumando 28 nuevos reactores nucleares a los 23 que hoy posee.
Chile exploró hace algunos años la posibilidad de invertir en este tipo de generación eléctrica, pero la fuga radioactiva de Fukushima en Japón, tras el terremoto y maremoto de 2011, aplacó cualquier intento por volver a poner el tema en agenda.
Según el físico Jorge Zanelli, quien presidió la comisión que exploró el uso de esta energía durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, el evento de Fukushima fue la excusa perfecta para no insistir en la exploración de su uso (ver entrevista en pág. 4).
Hoy, varios actores concuerdan con continuar los estudios en torno a este tipo de energía antes de descartarla. Ambientalistas y algunas ONG, en tanto, se oponen a una medida de este tipo.
CONTROVERSIA
René Muga, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Gremial de Generadoras de Chile -que integran firmas como Endesa, AES Gener y Colbún- es parte del comité consultivo de Energía 2050, instancia de planificación participativa para la política energética de largo plazo que coordina el Ministerio de Energía y que concluirá en abril de 2016. A su juicio, en este proceso de discusión "todas las opciones deben ser evaluadas".
Advierte que el consumo eléctrico en Chile se duplicará antes de 15 años, lo que requiere incorporar unos 700 megawatts (MW) anuales de energía. "Ello implica más capacidad si la tecnología tiene un factor de planta menor. Por ejemplo, 1 MW de capacidad instalada termoeléctrica no es lo mismo en energía que 1 MW solar, pues esta última no es capaz de producir todas las horas del día", dice.
Por ello, cree que no es razonable que se descarte la opción nuclear sin estudios que así lo concluyan, análisis compartido por Juan Antonio Guzmán, presidente del Comité Eléctrico de la Sofofa. "Chile de ninguna manera puede abandonar que se estudie y se planifique más adelante la energía nuclear", dijo a La Tercera en diciembre pasado.
Matías Asun, director de Greenpeace Chile, dice que avanzar en estudios sobre energía nuclear sería de una "miopía gigantesca", toda vez que el país se ha comprometido a potenciar las energías renovables no convencionales (ERNC), como la eólica y solar, que han probado ser rentables.
La ONG ha participado de las conversaciones de Energía 2050, pero miran con recelo el proceso. "Si existiera la construcción colectiva de una agenda, el proyecto hidroeléctrico de Alto Maipo no existiría", afirma.
La directora de la ONG Chile Sustentable, Sara Larraín, dice que que el país dio vuelta la página en esta materia y que países como Alemania ya anunciaron que apagarán sus centrales. "El desarrollo nuclear no tiene ningún futuro en la planificación de largo plazo en la política eléctrica. De hecho, el tema no figuró en ninguno de los programas de gobierno, ni en la actual agenda de energía de comienzos del gobierno de Michelle Bachelet, y en ninguna de las mesas de diálogo sobre el desarrollo energético al 2050, que está desarrollando el Ministerio de Energía", dice la ex candidata presidencial.
Desde el Ministerio de Energía señalan que en la primera etapa de Energía 2050 han participado más de 3.500 personas y se han realizado más de 100 talleres de trabajo y encuentros ciudadanos en todo Chile. Está siendo apoyado técnicamente por 10 universidades a lo largo del país, con la presencia de 250 académicos. "En estos encuentros, algunos participantes han planteado la opción de considerar el tema nuclear en la discusión", reconocen desde el organismo.
LICITACIONES EN CARPETA
Durante el primer gobierno de Bachelet, Chile optó por explorar la opción nuclear a través de la Comisión Zanelli (2007) y del Grupo Consultivo Nuclear (2010). A partir de los resultados de estas instancias, el Grupo de Estudios en Nucleoelectricidad de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) diseñó tres propuestas de licitación. Sin embargo, en 2013, bajo el gobierno de Sebastián Piñera, el Ministerio de Energía, del cual depende el organismo, frenó cualquier avance.
En total, existen tres licitaciones en la carpeta de la Comisión Chilena de Energía Nuclear, desde el año pasado: una es para analizar las condiciones geográficas, medioambientales y humanas para la posible ubicación de centrales nucleares. La otra es para evaluar las tecnologías de reactores disponibles y criterios para su selección; y una tercera, es para estudiar el posible diseño de un programa de información pública respecto a la materia.
"Es un tipo de energía que obviamente genera controversia, no cabe duda", dice Jaime Salas, ex director ejecutivo de la CCHEN, que aclara que las licitaciones eran para incrementar el nivel de conocimientos y no para implementar un programa nuclear.
Consultados por el tema, el Ministerio de Energía dijo en diciembre a este medio que no reactivará ninguna licitación porque "no forma parte de la Agenda de Energía del gobierno".
Los elementos más controvertidos de esta tecnología son los desechos y el riesgo de accidentes. Pero Salas dice que la industria nuclear, a diferencia de otras, sabe dónde están sus residuos y cómo almacenarlos, y que la accidentabilidad es baja si se considera que existen 400 reactores en el mundo.
Sobre Fukushima, explica que efectivamente aplacó muchos programas nucleares, pero asegura que ese fenómeno está cambiando porque hoy existen 72 nuevos reactores nucleares en construcción en el mundo.
Claudio Tenreiro, decano de la Facultad de Ingeniería de la U. de Talca, y ex miembro de la Comisión Zanelli, es partidario de sumar la parte final del ciclo nuclear -los residuos- a los estudios que decida realizar el país. "Se debería trabajar fuertemente en el análisis permanente de los costos de generación de energía de base nuclear, incluyendo el más estricto manejo de residuos nucleares. Recomiendo que se hagan estos estudios sin temor a lo que arrojen. A lo único que se le debe temer es a no saber".
Agrega que los problemas convencionales de la energía nuclear no pasan por la sismicidad o seguridad, sino por la confianza en que se trabajará con los mejores y más altos estándares de ingeniería.
"Desde el diseño, la construcción, operación y disposición final, se darán garantías de su manejo seguro. De ahí la importancia de realizar otros trabajos que entreguen informaciones sobre el estado del arte en estas nuevas tecnologías. Se podría pensar en sistemas de generación nuclear distribuidos, en oposición a grandes centrales en uno o dos puntos del país", explica Tenreiro.
Gonzalo Torres, presidente del Comité Nuclear del Colegio de Ingenieros, dice que Chile tiene que estudiar la nucleoeletricidad, aunque sea para descartarla. "No se puede no analizarla, es una decisión equivocada". Torres agrega que actualmente trabajan en un documento en el que ilustrarán cuáles son los requerimientos en caso que el país quiera abordar un programa nuclear. "Lo que no se puede hacer es descartarla en forma dogmática", afirma el experto del gremio de los ingenieros.