La erupción del volcán Villarrica esta madrugada no ha sido en absoluto un evento de proporciones catastróficas, en comparación con otros episodios similares a lo largo de la historia.
Y al igual que la escala Richter, que cuantifica la energía que libera un terremoto y lo describe en medidas del 1 al 10, las erupciones volcánicas también cuentan con su propio sistema, llamado Índice de Explosividad Volcánica (IEV).
El IEV fue desarrollado originalmente en 1982 con el objetivo de proveer una medida relativa de la explosividad de los eventos, y cuenta con una escala de 8 grados (aumento de 1 indica una erupción 10 veces más potente) que se determinan por la combinación de varios factores de la actividad volcánica: ceniza, lava, piroclastos, altura de la nube, duración de la erupción e inyección a nivel de la estratósfera y tropósfera del material expulsado.
Así, es posible combinar estos factores para incluirlos en la escala con los grados de explosividad, lo que también sirve para tomar las medidas de precaución adecuadas. Como antecedente, en el caso del volcán Villarrica la erupción es de grado 2, el Vesubio en Pompeya 5 ; el Monte Etna de Sicilia 6; y el Krakatoa 6.