Las alianzas de cara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia entre el presidente Juan Manuel Santos y el opositor Óscar Iván Zuluaga quedaron definidas hoy tras el pronunciamiento de todos los partidos que intervinieron en la primera ronda del domingo pasado.

El balotaje se realizará el 15 de junio en medio de una enorme expectativa, pues una encuesta conocida este jueves mostró un empate técnico entre ambos candidatos.

Según el sondeo de la firma Cifras y Conceptos, Santos obtendría un 38 por ciento y Zuluaga un 37, por lo que las alianzas que se formaron tras la primera vuelta pueden ser fundamentales.

Zuluaga, del partido de derecha radical Centro Democrático, obtuvo el domingo el 29,25 por ciento de los votos frente a un 25,69 de Santos, que busca mantenerse en el poder en el periodo 2014-2018 en nombre de la coalición de centro-derecha Unidad Nacional. 

El ambiente político se agitó el miércoles al profundizarse la crisis del Partido Conservador, que se dividió entre las campañas de los dos candidatos.

Un sector liderado por unos 40 de los 59 congresistas de ese partido anunció su respaldo a Santos, pero horas después Marta Lucía Ramírez, que fue la candidata presidencial conservadora, adhirió a Zuluaga.

El Partido Conservador aún forma parte de la coalición de Unidad Nacional -integrada además por el Partido Social de Unidad, el Partido Liberal y Cambio Radical-, pero se dividió hace varios meses cuando un sector decidió retirarse y postular a Ramírez como candidata a la presidencia.

Ramírez obtuvo en la primera vuelta el tercer lugar en las elecciones con un 15,52 por ciento de los votos.

Por su parte, la alianza de izquierda entre el Polo Democrático Alternativo (PDA) y la Unión Patriótica (UP), que postuló a Clara López, se dividió entre el respaldo a Santos y la decisión de dejar a sus seguidores en libertad para votar el 15 de junio.

La UP se inclinó por votar por Santos, aunque hizo énfasis en que eso no significa que entrará a la coalición de gobierno, sino que se trata de un respaldo al proceso de paz que protagonizan desde 2012 en Cuba el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El respaldo de ese partido de izquierda a un candidato de centro-derecha es simbólico, pues la UP nació en el marco del frustrado proceso de paz entre el gobierno del presidente Belisario Betancur (1982-1986) y las FARC.

Unos 5.000 miembros de la UP fueron asesinados en esa época por los grupos paramilitares de ultraderecha, entre ellos dos candidatos presidenciales, ocho congresistas, 70 concejales y 11 alcaldes. 

La principal dirigente de la UP, Aída Avella, que fue la fórmula a la vicepresidencia de López, señaló que la UP apoyará a Santos para que finalice con éxito las negociaciones con las FARC.

El PDA decidió este jueves en la noche que sus seguidores quedan en libertad para votar en la segunda vuelta, aunque López, que obtuvo la cuarta votación con el 15,23 por ciento, dijo que la próxima semana anunciará su postura personal.

El primer partido en anunciar su decisión tras la primera vuelta fue la Alianza Verde, que dejó en libertad a sus simpatizantes para votar en blanco o inclinarse por Santos o Zuluaga. El candidato de esa colectividad, Enrique Peñalosa, obtuvo el 8,28 por ciento de los votos. 

No obstante, varios dirigentes verdes dijeron que la próxima semana formalizarán su respaldo a Santos para que continúen las negociaciones con las FARC.

El tema del proceso de paz se instaló desde hace varias semanas como el más importante del proceso electoral.

Santos asegura que necesita seguir gobernando para sellar con éxito un acuerdo que acabe con un conflicto armado interno de cinco décadas, mientras que Zuluaga critica con vehemencia el diálogo.

Zuluaga dijo al comienzo de su campaña que lo primero que haría de ser elegido presidente sería romper el proceso de paz, pero luego de la primera vuelta moderó su discurso y dijo que lo suspendería para poner condiciones a las FARC.

El candidato volvió a modificar su postura el miércoles pasado al afirmar que mantendrá las conversaciones, a cambio del apoyo dado por el sector conservador que lidera la ex candidata Ramírez.