Tras la aplastante derrota de Brasil ante Alemania, en distintas ciudades del País de la Samba se produjeron incidentes que, según la policía, son atribuibles a la catástrofe deportiva.
En Belo Horizonte, ciudad en que se jugó dicho partido, hinchas brasileños encendieron banderas de Brasil y protagonizaron desórdenes.
En Sao Paulo, un grupo de hinchas enfurecidos saquearon un local de electrodomésticos. Además, se originó un incendio de mayores proporciones en un estacionamiento de autobuses. Aún se ignora el número de vehículos afectados por las llamas.
En Curitiba, por su parte, un autobús fue incendiado e intentaron quemar otro más, pero el conductor logró controlar las llamas.
En Recife, otra de las sedes de la Copa Mundial, la policía lanzó gases lacrimógenos en un recinto habilitado para ver el partido ante el inicio de manifestaciones.
Y en Río de Janeiro, específicamente en la playa de Copacabana, seis personas fueron detenidas tras ser acusadas de haber protagonizado una pelea entre aficionados y de haber asaltado a hinchas que vieron en pantalla gigante el partido ante Alemania.