La animación japonesa es prolífica, pero mucho menos conocida que sus contra partes occidentales como Pixar o Disney. En un mundo de princesas y juguetes vivientes, Hayao Miyazaki, que hoy cumple 76 años, representa otra forma de hacer animación.
Sus películas están llenas de la mitología y fantasía nipona, pero no se quedan ahí. Entre medio de la sencillez aparente de sus obras, se entremezclan dramas humanos, el cambio climático, la vanidad o la avaricia.
Su obra insigne el "El viaje de Chihiro", es la única película japonesa de animación que ha ganado un Oscar y es la más vista en la historia de su país. Fue la que lo consolidó a nivel internacional y gracias a la cual la industria del cine de animación japonés ha logrado crecer fuera de sus fronteras.
En 1985 fundó junto a Isao Takahata Studio Ghibli, el más representativo de la animación japonesa y para el que no encuentran sucesor. Takahata y Miyazaki son los únicos directores permanentes de la firma, por lo que hace años decidieron comenzar a buscar gente joven para que se unieran a Ghibli y así este no muriera cuando ninguno de los pudiera seguir haciendo películas.
Hiromasa Yonebayashi y Gonzo Miyazaki, hijo de Hayao, han sido los dos intentos de una "nueva generación" dentro del estudio, pero a pesar de que sus películas fueron un éxito de crítica y taquilla, no cumplieron las expectativas de la dupla.
No encontrar nuevos directores es, probablemente, la razón más acertada de por qué Miyazaki ha anunciado su retiro tres veces, para luego retractarse. Lo anunció por última vez en 2013 luego de hacer "El viento se levanta", pero en noviembre de 2016 confirmó que está trabajando en "Boro la Oruga" a estrenarse en 2020 y sería, esta vez definitivamente, la última película de Miyazaki.