Hoy se cumplen 18 días desde que comenzaron las protestas en Venezuela. A la vanguardia de estas manifestaciones, que se han convertido en todo un dolor de cabeza para el Presidente Nicolás Maduro, están los estudiantes universitarios.

Fueron ellos los primeros que se atrevieron a exigir en las calles mayor seguridad. La gota que llenó el vaso fue el intento de robo y violación que sufrió el pasado 3 de febrero una joven en un campus universitario de la ciudad de San Cristóbal, en el estado de Táchira (oeste del país). Al término de la primera jornada nacional de protesta, convocada el 12 de febrero, decenas de estudiantes fueron detenidos y/o resultaron heridos. Dos perdieron la vida.

Aunque el chavismo los acusa de ser "títeres" de la oposición, con el correr de los días el movimiento estudiantil venezolano, lejos de desgastarse, se ha fortalecido y ha logrado que nuevos actores sociales se le sumen. El gran desafío, sin embargo, ha sido mantener su independencia, luego de que las manifestaciones tomaran un carácter antigubernamental al participar en ellas miembros del ala más dura de la oposición.

Juan Requesens, presidente de la Federación de los Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (UCV), rechazó las acusaciones de Nicolás Maduro. "Nuestro libreto no incluye agendas desestabilizadoras, y lo que queremos es que el gobierno cumpla. Y que no nos tilden de fascistas a los estudiantes", dijo, en conversación con la emisora colombiana Caracol Radio.

Gabriela Arellano, dirigenta de la venezolana Universidad de Los Andes y una de las líderes estudiantiles más visibles, explicó a La Tercera que en la movilización participan estudiantes de cinco universidades públicas y autónomas, 17 experimentales y 14 privadas de todo el país. En total, "conglomeramos a casi dos millones de estudiantes", agregó, antes de señalar que los secundarios también se les han unido.

Para mantener la unión y organizarse, los diversos centros de estudiantes universitarios que confluyen en el movimiento tienen distintos medios. Hasta antes del inicio de las protestas, la comunicación interuniversitaria, "la mayoría de las veces, era para activar campañas de reivindicaciones puertas adentro de las universidades. En esta (oportunidad), nos hemos ido alineando y articulando en distintas acciones a lo largo y ancho del país", dice Arellano. Así, en Caracas, los dirigentes se reúnen a diario al finalizar el día. "A nivel nacional (nos comunicamos) a través de Twitter, correos electrónicos y WhatsApp... Twitter ha sido nuestra principal arma de difusión", señaló la dirigenta, antes de especificar que es a través de esta red social que el liderazgo estudiantil lleva la cuenta del número de detenidos y de las denuncias de torturas, con la ayuda de ONG de derechos humanos, abogados y médicos. "Es un sistema bastante artesanal, pero (con él) ya se han ido articulando acciones", agregó. Tras exigir la excarcelación de detenidos y el desarme inmediato de los colectivos armados (ligados al gobierno), entre otros puntos, los universitarios quieren "justicia para los compañeros que murieron; libertad de prensa, económica y de expresión; y paz, que haya seguridad", enfatiza Arellano. El actual movimiento universitario venezolano rememora a aquel que en 2007 se enfrentó al entonces Presidente Hugo Chávez, por la no renovación de la concesión de transmisión del canal de televisión RCTV. Entonces, los analistas afirmaban que los estudiantes habían revitalizado a la oposición. Consultada sobre similitudes entre ambas movilizaciones, Arellano dice que la única relación son las casas de estudios.