Viernes 24 de enero de 2014 y la entonces Presidenta electa, Michelle Bachelet, presentaba en un salón del Hotel Plaza San Francisco al grupo de ministros que la acompañaría en su segunda administración ante la sorpresa de los asistentes al enterarse de algunos nombres.

Semanas más tarde, el 11 de marzo, la Mandataria tomó juramento a sus secretarios de Estado. Ese mismo mes la encuesta Adimark dio cuenta de un problema que hasta ahora no se ha solucionado: el bajo porcentaje de conocimiento que tiene la ciudadanía respecto del gabinete.

Es que según el estudio correspondiente a noviembre de la misma agencia, quince de los 23 ministros de Bachelet están bajo el 50% de conocimiento, sólo cuatro menos que al inicio del período presidencial.

Si bien todos mostraron un alza en las cifras desde la primera evaluación, muchos de esos incrementos casi no se perciben. Tal es el caso de Fernanda Villegas (Desarrollo Social) y Víctor Osorio (Bienes Nacionales), quienes de marzo a noviembre subieron solo tres puntos en sus porcentajes y quedaron cerrando el listado de conocimiento de los secretarios de Estado con 23% y 18% respectivamente.

El estudio grafica, según han comentado en privado algunos miembros de la coalición gobernante, la poca visibilidad que están teniendo ciertas carteras, lo que es visto con preocupación, pues lo entienden como un flanco abierto para el gobierno y una de las razones de la baja en la aprobación que ostenta la Presidenta. Incluso hay quienes explican que dicho escenario dio lugar al llamado de la Mandataria durante el último consejo de gabinete a "trabajar más".

"El principal problema del gobierno de Bachelet es que, en general, se ha enfocado en metas de largo plazo, o sea las reformas estructurales (tributaria, educacional y constitucional)", afirma el cientista político de la Universidad Diego Portales, Kenneth Bunker.

Según el académico, "mientras Bachelet no se preocupe de los temas de corto plazo va a seguir teniendo problemas con su propia desaprobación dado que la gente aprueba o desaprueba a los ministros y al Presidente en base a cosas que son de corto plazo, como el precio de la bencina, el precio del pan y otras cosas así".

Distinta es la lectura de las cifras en el caso de la jefa de la Secretaría General de la Presidencia, Ximena Rincón, quien creció tres puntos a 78%. Sin embargo, la ex senadora DC contaba con un mayor nivel de conocimiento cuando ingresó al gobierno (75%), al igual que los ministros de Justicia, José Antonio Gómez, que partió con 68% e incrementó su porcentaje en dos puntos y el de Educación, Nicolás Eyzaguirre, que marcaba 79% en marzo y que ha sumado siete puntos hasta ubicarse como el más conocido con 86%.

En tanto, la otra cara de la moneda muestra a los que obtuvieron un mayor crecimiento en el porcentaje de conocimiento. El grupo lo lidera Helia Molina (Salud), con 37 puntos de incremento a 63%; luego está Rodrigo Peñailillo (Interior), que aumentó 29 puntos a 79%; y Andrés Gómez-Lobo (Transportes), quien subió 26 puntos, pero que se mantiene bajo el umbral de 50%.

No obstante, el alza del porcentaje de conocimiento puede tener diferentes orígenes, asegura Bunker. "Uno puede conocer a los ministros, pero eso no significa que los ministros están haciendo una buena pega y el mejor ejemplo es el de Gómez-Lobo; la gente solamente lo conoce porque el Metro no ha funcionado bien", señaló.

La situación del ministro de Transportes se ve reflejada en los números que entrega mes a mes Adimark, pues en julio tenía un 33% de conocimiento y en noviembre había llegado al 48%.

Con todo, desde la Nueva Mayoría salen a poner paños fríos a los niveles de conocimiento del gabinete. "Yo entiendo que lo que importa es que hagan la pega y la hagan eficazmente. Si ayuda ser conocido, bienvenido, pero yo no soy de los que cree que es un requisito", sentenció el presidente del PS, Osvaldo Andrade.