Quintana: una semana para olvidar

Diferencias por la interpretación del rol de Rodrigo Peñailillo en la precampaña presidencial. Rechazo rotundo al concepto "retroexcavadora". Un ácido cruce de palabras y el abandono de una cita en La Moneda. Todo sobre la ingrata presentación entre el jefe de gabinete, Jorge Burgos, y el presidente del Partido por la Democracia, Jaime Quintana.




El sábado de la semana pasada, el presidente del PPD, Jaime Quintana, aún no era avisado desde La Moneda del próximo comité político del lunes. Contrariado, tomó el teléfono y se comunicó con Presidencia. Sólo entonces le confirmaron la convocatoria a la cita deliberativa del gobierno. Recordó la operatividad del gabinete anterior, ese que dirigía el ex ministro de sus filas, Rodrigo Peñailillo; según los timoneles, estos recibían llamados desde Palacio, uno por uno, confirmando la asistencia a la cita. La desazón se vio confirmada por un formalismo. Precisamente, esa semana Quintana era el coordinador de la Nueva Mayoría.

Así, Quintana llegó el lunes a la sede de gobierno con una ingobernable desazón.

La cita oficialista tenía por objeto informar de la agenda legislativa del nuevo gabinete, ejercicio rutinario según los ritos de Palacio. Sin embargo, el presidente del PPD, Jaime Quintana, tenía reservada una censura a los secretarios de Estado, en particular al ministro del Interior, Jorge Burgos.

El senador por la Araucanía aún no olvidaba la forma en que Burgos se refirió al rol que ocupó Peñailillo en la etapa previa al inicio formal de la campaña presidencial de Michelle Bachelet. Según la interpretación de Quintana, transmitida ante la atenta atención de sus pares partidarios y ministros, se insinuaba que Peñailillo actuó a título personal y no como parte de un proyecto colectivo de la entonces oposición. Además, agregó Quintana, desde el Servicio de Impuestos Internos persistían filtraciones que perjudicaban, otra vez, a Rodrigo Peñailillo.

Si la intervención de Quintana había sido dura, la réplica de Burgos fue implacable. Según testimonio de fuentes presentes en la cita, el jefe de gabinete inquirió: "¿Qué es lo que quiere decir?". Acto seguido, sostuvo que su intervención sobre Peñailillo estaba visada por la propia Presidenta Bachelet. Junto a ello, desafió al timonel a acudir directamente a la Mandataria si tenía mayores cuestionamientos. Agregan las fuentes dos detalles de Burgos que configuraron un ambiente incandescente: un incremento en el tono de su voz e, incluso, pequeños golpes de su puño en la mesa que congregó a los máximos personeros de la Nueva Mayoría.

El resultado fue el esperable: Quintana se retiró de la reunión, no sin antes expresar ciertas críticas a Burgos y al comité político.

Al día siguiente, el gobierno citó a un comité político "extraordinario", precisamente para abordar la discusión abierta sobre la precampaña presidencial. Entonces, Quintana derechamente no asistió al evento y se agregó un antecedente complejo para un partido que asumió desde un inicio el respaldo a Bachelet; la permanencia del líder PPD en el comité político estaba en suspenso.

Diplomacia y paz armada

El desencuentro, de apariencia circunstancial, tuvo consecuencias el resto de la semana.

Fue así que en el Congreso de Valparaíso se sucedieron las reuniones secretas, los gestos de aglutinamiento. El día miércoles, el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, se reunió con Quintana y con el senador y vicepresidente de la colectividad, Ricardo Lagos Weber, con el objeto de dar por superada la tensión. Quintana y Lagos Weber, además, almorzaron con la bancada de diputados del PPD, a fin de delinear una postura común y, como dice el lugar común, "cerrar filas". Ese día, Quintana reconocería sobre la cita del lunes: "No fue grata, no fue una buena reunión".

Los intentos por lograr una pacificación seguirían el jueves, esta vez en Palacio. A la sede de gobierno retornó el timonel para reunirse con el ministro Segpres, Jorge Insunza. La cita fue breve y se abordó el conflicto. Asimismo, se  proyectó una salida de emergencia; que Quintana asistiera al comité político de este lunes, aprovechando que su antagonista, Jorge Burgos, se ausentaría del cónclave dado su rol de Vicepresidente de la República, en subrogancia de Bachelet, quien se encuentra de gira por Europa.

Luego, Quintana sostendría otra breve cita con Lagos Weber y el secretario general de la tienda, Óscar Santelices. Allí, acordaron bajar el tenor del desencuentro e insistir en gestiones durante este fin de semana para recomponer los lazos. Por entonces, en el PPD no preveían otra complejidad; la difusión de las asesorías a mineras del ministro de sus filas, Jorge Insunza, mientras presidió la Comisión de Minería de la Cámara.

Un mal comienzo

La serie fricciones está graduada con bemoles. Fuentes de gobierno y del PPD recalcan que este desencuentro aún no escala a nivel institucional. No obstante la postura asumida por Burgos sobre Peñailillo ha sido resentida por el PPD. Fuentes de gobierno y del partido subrayan que la molestia de Quintana tiene un componente personal.

Además de los dichos del titular de Interior respecto a su antecesor tras asumir el cargo, Quintana también resintió el rechazo explícito de Burgos a la idea de la "retroexcavadora", concepto acuñado por el PPD para sintetizar el respaldo al programa de gobierno. También el timonel, a su vez coordinador de la Nueva Mayoría hasta el día en que el conflicto detonó, no fue consultado por el diseño del comité político del lunes, eminentemente legislativo por sobre político, como esperaban los dirigentes del bloque. Es por ello que, hasta ahora, la mesa PPD no ha emitido declaraciones formales sobre el tema y han  asumido la postura de que este capítulo amargo debe terminar, según subrayan fuentes de la colectividad.

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