Pablo Quintanilla abandona Chile en el podio del Dakar. Sorpresivo o no, preparado o pensado en los últimos días, el nacional tiene una estrategia para mantenerse en un puesto tan privilegiado hasta la llegada de este sábado, en Buenos Aires.

Ayer no fue un buen día. Le tocó abrir pista, debió navegar con neblina y, al final, el camino se puso rápido y golpeador, con peligros y piedras. "Preferí ir con más calma, y sacamos la etapa adelante", dice.

Eso, ayer. Desde ahora, la idea es atacar al segundo (Paulo Gonçalves) o cuidarse del cuarto (el australiano Toby Price). El oriundo de San Antonio asegura que uno lleva a lo otro. No hay que elegir. "Trataremos de salir a presionar, aún queda mucha carrera, y un error puede costar 15 o 20 minutos. Dentro de esa presión también está, un poco, ir cuidando el tercer lugar. El piloto de atrás viene muy rápido, no hay que jugarse. Ese cuidar el tercer puesto es ir en busca del segundo", resume el sanantonino.

La otra opción, que manejan los equipos en carreras de esta duración, es un cambio de unidad motriz. No es gratuito, pues la penalización es de 15 minutos, pero muchas veces las distancias en los cronómetros lo permiten, o el estado del impulsor lo obligan. "El motor llega. Hasta el momento, no vamos a cambiarlo. Es una decisión que parte por KTM. Esperemos que todo resulte bien. Lo siento bien, no ha tenido ningún problema. La moto se siente muy bien. Uno, como piloto, también lo empieza a sentir, o el mecánico lo ve cuando hace los cambios de aceite".

Por ahora, los cronos están muy apretados, por lo que el cambio haría perder su tercer lugar al nacional. "Los tiempos están muy competitivos, el nivel está muy alto, las motos están más perfectas y más veloces. Eso hace que las diferencias de tiempo sean mínimas. El año pasado, Marc Coma ganó por más de una hora, y esta vez hay pocos minutos entre los líderes. Eso quiere decir que no puedes ceder ningún minuto", declara Quintafondo.

El chileno es, de paso, el segundo mejor KTM del Dakar, "un orgullo", según dice. "La marca se ha portado increíble. Hay mucha preocupación por parte del jefe de equipo, de los mecánicos... Ven que todo esté prefecto. Ha sido un grupo humano muy bueno, que te hace sentir parte de un equipo que trabaja por un fin en común".

Pero hay que mantenerlo cuatro etapas más, y los caminos argentinos no lo favorecen. "Me gusta más el desierto, en donde puedes marcar un poco más de diferencia en las partes rotas, las veloces. Las etapas complicadas de Argentina van a ser las de Maratón (hoy y mañana), y las últimas serán más suaves, más veloces." concluye el motociclista que sostiene las esperanzas chilenas de un podio ante la ausencia de Chaleco López.