Es una fotografía del escenario y las razones subyacentes tras las decisiones de los chilenos ante una elección presidencial. Entre noviembre y diciembre, justo en el período intermedio entre la primera vuelta y el balotaje, la Universidad Diego Portales y la firma Feedback realizaron la novena edición de su tradicional encuesta de opinión pública, esta vez con un foco particular en los comicios.

El sondeo, además, se enmarca en un proyecto mayor: es el regreso a Chile de una de las encuestas más relevantes de temas políticos a nivel mundial, el Comparative National Elections Project, de la Ohio State University de Estados Unidos, que aplica preguntas similares en países alrededor del globo.

El sondeo se realizó con una metodología presencial, cara a cara, a 1.625 personas en las tres principales zonas urbanas del país: tanto el Gran Santiago como el Gran Valparaíso y el Gran Concepción, es decir, incorporando las comunas en los alrededores de dichas ciudades.

Y los resultados arrojan luces para comprender un poco mejor lo ocurrido hace dos meses. Por ejemplo, cómo se fue produciendo la fuerte irrupción de José Antonio Kast, que lo terminó posicionando con el 8% de los votos. O también, cuán diferente es en diversos temas –en especial los valóricos- el electorado que vota si se le compara con las opiniones de la población en general.

El "efecto campaña"

Una de las preguntas más llamativas es la que consulta a los encuestados sobre cuándo tomaron la decisión de votar por su candidato de primera vuelta. Allí, el 68% de quienes dice haber votado por Sebastián Piñera asegura que resolvió hacerlo desde antes de que comenzaran las campañas. Una cifra bastante mayor a la que presentan quienes afirman haber respaldado a Alejandro Guillier y Beatriz Sánchez: allí, sólo el 40% en ambos casos señala que tomó la resolución desde un inicio.

Tanto con Guillier como con Sánchez, el fuerte de las decisiones (entre 47 y 48%) se concentra en el plazo entre un mes y algunas semanas antes de la elección, lo que también muestra que muy probablemente, a partir del escenario político que existía, ambos estaban compitiendo en ese momento por seducir y conquistar a un electorado común.

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Sin embargo, la cifra más sorprendente es la de otro candidato: José Antonio Kast. En su caso, sólo el 17,6% de los encuestados plantea que siempre tuvo decidido votar por él; un altísimo 56,9% dice haberlo decidido un mes antes de la elección, y el 19,6% plantea que lo hizo algunas semanas antes.

En el caso de Kast, entonces, es donde se aprecia de mejor forma el efecto de la campaña, ya que el diputado logró conquistar a prácticamente cuatro de cada cinco de sus votantes en el transcurso de la carrera, lo que habla de una campaña muy efectiva.

Y en relación a las propias campañas, un dato curioso es que muy pocas personas dijeron haber sido contactadas por los comandos de los candidatos durante la campaña. Quien lidera con amplia ventaja en ese ítem es nuevamente Piñera, pese a que sólo el 5,6% de la población con derecho a voto respondió haber recibido alguna clase de comunicación de su equipo. Luego, la campaña con más menciones es la de Guillier (1,6%), y las restantes aparecen nombradas por menos del 1% de dicha muestra.

Entre los cuatro candidatos que tuvieron mayor cantidad de votos en primera vuelta, los votantes de Guillier son los que menos dicen haber intentado convencer a otras personas de que apoyaran a su candidato: apenas el 16,3% afirma haberlo hecho "a menudo" o "a veces". En el caso de Sebastián Piñera, la cifra es del 18,8%, y en esta área los que tuvieron votantes más "entusiastas" fueron José Antonio Kast (28%) y Beatriz Sánchez (30%). Ambas campañas, además, comparten otro elemento: cerca del 54% de sus votantes afirman estar "algo interesado" o "muy interesado" en política, una cifra mayor en cerca de ocho puntos a los números de Piñera y Guillier.

Edad y nivel socioeconómico

Un dato relevante en el caso de Sánchez es que gran parte de sus votantes habrían sido jóvenes. De hecho, el 35,3% de quienes dijeron haberla apoyado tienen entre 18 y 29 años, y el 15,6% tiene entre 30 y 39 años. Una cifra que contrasta con lo que ocurre con los otros candidatos: apenas el 20% de los votantes de Guillier y Kast correspondieron a ese grupo, y aunque Piñera logró una proporción mayor, sólo llegó al 28,6%, aún bajo si se piensa que la aspirante del FA habría logrado más de la mitad de su respaldo en esos grupos etarios.

En contraste, el 40% de los votantes de Kast se habrían ubicado entre los 50 y los 59 años, y el 20% en el grupo de mayores de 60, es decir, tres de cada cinco de sus sufragios.

Y al mirar por bloques socioeconómicos, hay tres patrones de comportamiento. Más de la mitad de los votantes de Piñera y Kast se ubican en los bloques que la encuesta denomina de "clase media típica" y de "clase media emergente más alta". Casi el 80% de quienes apoyaron a Sánchez están en los bloques de "clase media baja" y "clase media típica". Y en el caso de Guillier, el 66% de su respaldo habría estado entre los grupos "pobres más vulnerables" y "clase media baja".

En el caso de los votantes de Piñera y Kast, un factor que resalta en las preocupaciones del electorado es el de los temas económicos y la migración, además de la idea de mantener el orden en el país: el 57,5% en el caso de Piñera y el 63,3% en el de Kast establece esta última acción como la más importante en su criterio.

De todas formas, la encuesta muestra que el discurso de la equidad de ingresos ha permeado en todos los segmentos: todos los grupos de votantes están más cerca de esa idea que de fomentar la iniciativa individual.

Y un dato extra que es relevante es la caracterización de los votantes en cuanto a temas valóricos. La encuesta establece que el grupo que participó en la primera vuelta tiene posturas bastante más conservadoras que la población en general. Así, hay un rechazo mayoritario a temas como matrimonio igualitario, adopción homoparental y legalización de la marihuana entre los electores. Entre los actores de Piñera y Kast el rechazo es muy alto, con cifras que superan en todos los casos la mitad de los electores y llegan a peaks como el 93,9% de los votantes del diputado que rechazan la adopción homoparental. Entre quienes apoyaron a Guillier, de todas formas, el rechazo llega a la mitad: sólo entre quienes respaldaron a Beatriz Sánchez esta cifra es baja.

Población general vs. electorado

La agenda sobre las libertades individuales (denominada también en el debate público como "agenda valórica") ha tenido avances importantes en los últimos años, como la aprobación en el Congreso de los proyectos sobre Acuerdo de Unión Civil y aborto en tres causales. Sin embargo, hace poco menos de un mes fuimos testigos de cómo la elección presidencial terminó siendo ganada ampliamente por el candidato Sebastián Piñera, que antes y durante la campaña mostró una postura contraria a los proyectos más emblemáticos de la causa.

Esta aparente contradicción puede, en parte, entenderse revisando los resultados de la encuesta de Opinión Pública Periodismo UDP-Feedback, realizada como parte del proyecto Comparative National Elections Project, que dirige desde fines de la década del 80 la Universidad de Ohio State. Los resultados del estudio indican que, al menos en el plano de la ampliación de las libertades individuales, existen diferencias entre la población general y quienes dicen haber votado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales (±46% del total del padrón electoral). Por ejemplo, si el grado de acuerdo con la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en la población general llega a 45%, entre quienes votaron en primera vuelta la cifra baja a 40%. La misma tendencia se observa respecto del respaldo a la adopción de parejas homosexuales (apoyo de 35% en general y de 30% entre los votantes).

Por otra parte, los datos de este estudio permiten contar con una completa radiografía de los votantes, información clave para entender la brecha que hemos visto entre las encuestas de opinión y los resultados electorales. El análisis de los factores que intervienen en este desajuste es una tarea que interesa permanentemente tanto a la industria como a la academia. Está claro que en esto influyen múltiples aspectos, tales como si la elección es voluntaria u obligatoria, el tipo de preguntas, el diseño de la muestra o las técnicas utilizadas para obtener los datos. De manera que lo que se necesita es más investigación y de mejor calidad para acortar las brechas.

Finalmente, uno de los resultados más reveladores de la encuesta es que una parte significativa de los electores decide su voto muy cerca de las elecciones. En este sentido, consideramos que es un imperativo para el fortalecimiento de la democracia promover la realización y publicación de sondeos que cumplan con estándares mínimos de calidad lo más cerca posible del día de los comicios.