Una multa millonaria y una clausura temporal del yacimiento, por más de un año, arriesga Pascua Lama por sus incumplimientos ambientales. El proyecto binacional de oro y cobre que Barrick impulsa entre Chile y Argentina constituye el primer caso emblemático de la nueva Superintendencia de Medio Ambiente (SMA), que lidera Juan Carlos Monckeberg.
La entidad recibió en enero una autodenuncia de parte de Barrick por problemas en el manejo de las aguas de Pascua Lama. Se trata de las aguas de contacto y no contacto y la falta de construcción de un canal que evitaba que las aguas limpias que caen del glaciar no se junten con las aguas ácidas que salen del botadero donde se deposita el mineral estéril. Todo esto para evitar la contaminación del Río Estrecho.
La firma, en su autodenuncia, reconoció que hubo un problema, porque las aguas se mezclaron. Y esta semana admitió la falta de infraestructura para evitar ese incidente. La empresa reconoció 22 de los 23 cargos formulados por la SMA y con ello evitó iniciar un proceso en el Tribunal Ambiental y se allanó a las medidas sancionatorias que le formulará la autoridad ambiental.
OPCIONES DE SANCIONES
Barrick entregó el viernes la información que la SMA le solicitó para iniciar el análisis y establecer el tipo de sanción que aplicará a la compañía. La minera arriesga desde la revocación de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA), entregada en 2006, y la clausura temporal del yacimiento. A esto se suma una serie de medidas que debe realizar para cumplir con lo establecido en su aprobación ambiental y una millonaria multa que podría llegar a los US$10 millones, la más grande que se le haya impuesto a una empresa por incumplimientos ambientales.
El dictamen debería estar listo a más tardar el 30 de mayo, según estiman conocedores del proceso. Sin embargo, en la superintendencia recalcan que se tomarán todo el tiempo que sea necesario para dictar una resolución. "No puedo adelantar juicios respecto a este procedimiento. Pero sí puedo asegurar que, dentro de los plazos que establece la ley, vamos a ser muy cuidadosos en el análisis de los antecedentes y nos vamos a tomar el tiempo necesario para adoptar una decisión final conforme a derecho y a los criterios técnicos ambientales de nuestra competencia", explica Monckeberg. Las resoluciones de la superintendencia de Medio Ambiente son reclamables ante los tribunales ambientales.
Monckeberg destaca, además, que Pascua Lama recibió una de las primeras formulaciones de cargos que ha realizado la entidad y explica que actualmente el caso está en manos del instructor del procedimiento sancionatorio, quien emitirá un dictamen proponiendo al superintendente la absolución o la aplicación de alguna de las sanciones que establece la legislación.
Una de las opciones que se vislumbra como más posible es la clausura o suspensión temporal del yacimiento, la que se podría extender por más de un año. Esto, hasta que la compañía ejecute todas las medidas comprometidas y que estén contenidas en la RCA.
Según indica Barrick en su escrito, una de las inversiones que realizará será la construcción de la extensión del canal perimetral, obra por US$17 millones, para mejorar el sistema de manejo de las aguas sin mineral. A esto se suma la construcción de la planta de osmosis, una de las principales inversiones solicitadas por la SMA y que permitirá tratar y reutilizar aguas. La planta requiere US$9,5 millones y su construcción demoraría unos siete meses, según la firma. Pero en el sector minero indican que una planta de osmosis cerca de la costa demora cerca de un año y que su construcción en cerro incluso podría tardar hasta dos años.
La revocación de la RCA sería una medida prácticamente descartada por la SMA, porque su término podría servir como argumento para no ejecutar un plan de cierre de faena por parte de la minera.
CADENAS DE ERRORES
El problema en el manejo del agua no ha sido el único conflicto ambiental que ha enfrentado Barrick por Pascua Lama. La compañía tiene procesos sancionatorios de parte de Sernageomin y de la Dirección General de Agua (DGA) de Atacama. El primer organismo suspendió en octubre del año pasado los trabajos de movimientos de tierra que se habían iniciado en abril y que son esenciales para la construcción del rajo. En tanto, la DGA, mediante una visita realizada en marzo, constató incumplimiento en el plan de monitoreo de glaciares, los que estaban afectados por la polución del mineral. Junto con esto, la compañía recibió una demanda de parte de la comunidad diaguita ante la Corte de Apelaciones de Copiapó y fue este tribunal el que en abril ordenó la paralización del proyecto. Barrick ha invertido US$4.800 millones y gastará en total unos US$8.500 millones para producir entre 800.000 y 850.000 onzas de oro en sus primeros cinco años.
Los primeros indicios de problemas ambientales en Pascua Lama comenzaron en 2010. Ahí se iniciaron algunos procesos sancionatorios, los que estaban relacionados principalmente al polvo que generará la construcción del yacimiento. Sin embargo, los ejecutivos que en esa oportunidad estaban a cargo de la construcción de la mina -Jaime Aceituno, gerente del proyecto Pascua Lama y Sergio Peñailillo, gerente de Mina de Pascua Lama- estimaban que la autoridad estaba exagerando en sus aprensiones, ya que los problemas que los afectaban eran propios de una construcción de una mina. El mensaje que enviaban a los gerentes de Barrick en Santiago era que la construcción se estaba realizando con el más alto estándar internacional. Por esos mensajes en la casa central de la minera en Chile y en Canadá se confiaba plenamente en la labor de los ejecutivos.
PLENA TRANSPARENCIA
El punto de inflexión de la canadiense se dio hace un año, cuando desde el Ministerio de Minería se le hizo llegar la inquietud sobre los problemas ambientales del proyecto y se les pidió arreglar la situación. El mismo mensaje se dio al interior de la faena, por parte de los propios trabajadores, quienes advirtieron a los ejecutivos de Santiago que la mina estaba siendo construida sin tomar en cuenta las exigencias de la RCA y que había desorden. Ante estos hechos, Barrick decidió sacar a Aceituno y Peñailillo y entregar la construcción, manejo e ingeniería del proyecto Pascua Lama a la empresa norteamericana Fluor, según profesionales ligados a la compañía.
Los últimos tres meses han sido claves para Barrick. En la firma se tomó la decisión de reconocer los errores y tratar de salvar el proyecto. Desde Canadá se dio un golpe de timón y se removió al líder para Latinoamérica, Guillermo Caló, al gerente general de Barrick Chile, Robert Mayne-Nicholls y al vocero regional, Rodrigo Jiménez. Además, se nombró a Eduardo Flores como vicepresidente senior para Pascua Lama y a Marcelo Awad como director adjunto de Barrick Chile. Estos nombramientos hicieron que, a fines de abril, en la reunión que tuvieron los ejecutivos con los ministros de Minería, Hernán de Solminihac, de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez y el ex de Economía, Pablo Longueira, se les diera "la última oportunidad" para resolver sus problemas ambientales, dice uno de los participantes en esa cita. En la reunión, los ejecutivos comprometieron "plena transparencia" en la entrega de información sobre el proyecto. "Hemos visto una evolución de cómo Barrick ha enfrentado el proyecto Pascua Lama y esperamos, con esta nueva actitud, tener un proyecto que se materialice de acuerdo con lo que en el país se ha definido como estándar de sustentabilidad y desarrollo", indicó De Solminihac.
Una de las últimas medidas de la compañía fue contratar a Cristina Bitar, socia de Azerta, para llevar adelante el trabajo comunicacional y de asuntos públicos del proyecto.
Pascua Lama es vital para la canadiense, ya que sus minas de oro en Estados Unidos están comenzando su fase final de producción y el proyecto binacional entraría en operación justo para compensar esas caídas. Su puesta se estimaba para fines de 2014.