Cuando finalice 2017, Chile habrá recibido en el lapso de nueve meses a parte de lo más radiante de la historia de la música popular, tanto pasada como actual: The Who, U2, Deep Purple, Metallica, Bon Jovi, Marillion, Olivia Newton-John, Bruno Mars y Arcade Fire, entre otros, habrán cantado en escenarios nacionales en esta temporada. Pero la buena noticia no es esa.
Lo realmente alentador es que la cartelera del próximo año ofertará la misma intensidad y hasta aún más. Para 2018, las productoras que funcionan en la escena chilena alistan una serie de anuncios y apuestas que retratan a una industria sin freno de mano; de hecho, un porcentaje importante de los números aterrizarán en grandes estadios o recintos de alta convocatoria, por lo que la estela de megaeventos se mantendrá como una tendencia indeclinable.
A las visitas cerradas de Depeche Mode, Gorillaz, Rod Stewart y un Lollapalooza que incluye a Pearl Jam y Red Hot Chili Peppers -casi todos concentrados en marzo y abril-, se sumarán otros astros durante ese mismo período.
Por ejemplo, una productora local tiene acordado desde mediados de este año el retorno de Radiohead, conjunto que pasará por la región a través de una gira pactada entre la segunda quincena de abril y la primera semana de mayo. En Santiago, el plan contempla llevarlos a un sitio como el Estadio Nacional, atendiendo a su alta popularidad en el país. Como antecedente, en su única venida en 2009, repletaron durante dos noches la Pista Atlética, totalizando poco más de 40 mil personas. El recorrido también pasará por Brasil, Argentina y Colombia.
Un poco antes, en marzo, se espera el desembarco de dos de las más importantes figuras del pop femenino en este siglo, Shakira y Katy Perry. Y como otra coincidencia, ambas también pasarían por el mayor reducto deportivo del país. Para la colombiana, será su primer concierto en estas latitudes tras siete años, cuando en 2011, antes de la pausa que precipitó su vida familiar, se presentó en el mismo estadio.
Aunque la propia cantante anunció en junio que el país estará incluido en su tour, el análisis de las compañías que consideraron su fichaje apunta a ciertas dudas en torno a su actual arrastre, matizado en los últimos años por álbumes de dispar rendimiento, tanto artístico como comercial. En el caso de Perry, que también amarró fechas en Brasil y Argentina, será su segunda vez por la capital.
Haciendo foco en los segmentos más específicos, la primera quincena de marzo traerá la vuelta de Queens of the Stone Age, una de las agrupaciones más inquietas de este siglo y que siempre ha patentado experiencias vibrantes en sus tres shows en escenarios locales. El vaso medio vacío para sus fans es que, hasta ahora, no vendrán junto a Foo Fighters, como sí lo harán en Brasil y Argentina. ¿El motivo? Según distintas fuentes de la industria, la alta tarifa pedida por la banda exigía su arribo en un lugar de amplio aforo, como el propio Nacional, lo que era difícil de garantizar tras el bochorno de hace dos años, cuando su escala en la cancha central del recinto debió ser trasladada a la Pista Atlética ante la irregular venta de boletos.
Otro nombre que figura en las carpetas de los promotores nacionales es el de Phil Collins. Su vuelta a la vida en vivo -en junio en Liverpool y tras casi una década de ausencia debido a problemas de salud- despertó el apetito de los ejecutivos del rubro, quienes desde mediados de este año han consultado por fechas disponibles, costos de producción y un potencial interés del británico por la región.
El plan es que venga como parte de su actual gira, de simbólico nombre -Not dead yet (Aún no estoy muerto)- y donde repasa todos sus clásicos imbatibles. También se piensa en el Nacional como alternativa y, sobre todo, ante el alto precio que implicaría su desembarco, el que superaría por lejos el millón de dólares.
Finalmente, por estos días distintas firmas del continente coordinan un nuevo periplo de Morrissey, el que se materializaría en abril y donde mostrará su próximo título, Low in high school.
Pero el juego de naipes que significa la etapa de gestiones para abrochar a los protagonistas que darán vida a la cartelera no se remite al primer semestre de 2018. Ya está en marcha la planificación para la otra mitad de esa temporada, bajo el mismo sino de peces gordos y estadios multitudinarios. En la lista, Roger Waters asoma como una de las prioridades.
Aunque también se barajó la opción de que viajara en marzo -como lo ha hecho en 2002, 2007 y 2012-, la posibilidad más concreta apunta a romper esa tradición y a fijar su espectáculo en el último trimestre del año. En todo caso, el lugar será el de siempre, el Estadio Nacional. Por estos días se ajusta la ruta que seguirá el ex Pink Floyd por Sudamérica, especialmente con un tour, US + Them, que cuenta con un escenario de dimensiones colosales, donde se proyecta toda la imaginería de murallas, cerdos y fábricas que inmortalizó el desaparecido cuarteto. Además, hay dardos directos a Trump y una síntesis de las obras maestras de los hombres de Money. Será el broche de oro de otra temporada de alta felicidad y endeudamiento para los fanáticos de la música.