Ramiro Mendoza, el abogado con un lejano pasado en la DC

En sus años universitarios, el jurista tuvo una tímida participación en la DCU durante el régimen militar. Sin embargo, en el transcurso de la carrera se alejó de la Falange y se acercó a académicos y juristas con sello conservador.




Cuando por obligaciones de su agenda debe trasladarse a locaciones cercanas a Teatinos 56, Ramiro Mendoza, contralor general de la República, lo hace echando mano a dos elementos inmediatos de su personalidad: a pie, en una aparente soledad -salvo por su escolta que lo sigue a prudente distancia- y generalmente con un cigarro que tempera sus pulmones. Precisamente el cigarrillo es una de sus aficiones, junto al café y las motocicletas.

Y una vez que llega a una recepción social o una actividad de Estado, si el ambiente le inspira comodidad y confianza, según cercanos, entonces el jurista sociabiliza con soltura, permitiendo incluso el relato afable de historias y anécdotas.

El bajo perfil inicial, su cordialidad y la ironía son rasgos complementarios que destacan quienes conocen a Mendoza, que en los últimos días ha tenido que enfrentar tensiones con el Ejecutivo, al hacer un crítico diagnóstico de la institucionalidad y la coyuntura política. Incluso, los proyectos emblemáticos del gobierno, como la promesa de una nueva Constitución, tampoco se salvaron de las opiniones del contralor.

TIEMPOS DE DCU

Egresado del Instituto Nacional, el joven Ramiro Mendoza Zúñiga ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile en 1977. Fuentes que lo conocieron en esos años destacan un buen sentido del humor, rápido en bromas, y un rendimiento académico situado como normal. Por entonces, el régimen militar se acercaba a su medianía y la actividad política, si bien proscrita, en los círculos universitarios se intentaba una tímida oposición. Así las cosas, señalan las fuentes, fue simpatizante de la Democracia Cristiana, frecuentando las reuniones semiclandestinas que por entonces sostenía la agrupación universitaria de la Falange, DCU, dirigidas por su compañero de generación, el ex diputado Eduardo Saffirio.

Una militancia que, con el transcurso de la carrera comenzó a matizarse. Con el tiempo, Mendoza se fue alejando de la DC y, acaso por sintonía académica, se acercó a dos profesores de marcado perfil conservador: Eduardo Soto Kloss y Hugo Rosende, decano designado de la facultad y último ministro de Justicia de Augusto Pinochet.

Fueron las posturas políticas en la universidad las que influenciaron el término de la vida académica de Mendoza en la llamada Casa de Bello. En 1997 postuló al decanato el profesor Pablo Rodríguez Grez -fundador y líder de Patria y Libertad y abogado defensor de Augusto Pinochet-, pero un grupo de estudiantes inició un movimiento que abortó la campaña. Como señal de molestia, algunos académicos, como Mendoza y Soto Kloss, abandonan la Casa de Bello.

COMPLEJA NOMINACION

Mientras combinaba su actividad académica con el ejercicio de la profesión en el estudio Philippi, Yrarrázaval, Pulido & Brunner, Mendoza fue nominado contralor en abril de 2007 por Michelle Bachelet. La designación, en todo caso, fue de suma complejidad.

Por entonces, Bachelet mantuvo una vacancia de varios meses en el cargo del órgano contralor, tras una frustrada postulación del abogado Pablo Ruiz-Tagle, vetado por la Alianza y algunos parlamentarios díscolos de la Concertación. Entremedio, hubo un cambio de gabinete y a la Segpres llegó José Antonio Viera-Gallo en reemplazo de Paulina Veloso. Y fue el nuevo ministro quien, para finiquitar el desencuentro con la oposición, descomprimir un poco la compleja agenda del gobierno y tras escuchar a abogados de la plaza, como Juan Pablo Olmedo, llevó a Ramiro Mendoza al organismo fiscalizador. El Senado lo aprobó con una mayoría casi transversal.

"No nos fijamos en sus posturas políticas, porque para nombrar al contralor debe primar la objetividad. Es una persona seria y correcta, por eso no cuadra con su perfil lo que dijo Mendoza ese día. Fue sorpresivo", señaló Viera-Gallo.

Su par del gobierno de Sebastián Piñera, Cristián Larroulet, agrega: "Mendoza es alguien que inspira respeto y autoridad en el mundo político. Hizo una notable labor en la modernización de Contraloría, con un claro perfil de transparencia. Por ejemplo, fue la primera autoridad en hacer pública su agenda".

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