La cubana Ramona Matos participaba hasta hace poco del programa Mais Médicos ideado por el gobierno de la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, con el fin de cubrir vacantes de profesionales en el sistema de salud pública de ese país. Sin embargo, se retiró de dicho programa con una serie de críticas a los gobiernos de Cuba y Brasil, y pidió asilo. Si bien en su caso no correspondía que se le entregara asilo, con la ayuda del opositor Partido Demócratas, ella dice que está en calidad de refugiada. Ayer, el gobierno de Brasil le revocó su permiso especial de trabajo. Antes de esto último, Matos habló con La Tercera.
¿Cómo llegó al programa?
Me enteré del programa a fines del año 2012. Estuve preparándome por bastante tiempo para ser escogida, y al final lo logré. Al comienzo nunca nos hablaron directamente de dinero. Yo sabía que la paga era buena, pero llegamos a saber de ella cuando firmamos el contrato, en Cuba, donde nos prometían mil dólares mensuales. US$ 400 aquí en Brasil y US$ 600 se depositarían en la isla. Al principio sólo nos dijeron que íbamos a una misión humanitaria.
¿Por qué decide abandonar la delegación de médicos cubanos?
Decidí abandonar físicamente la delegación cubana el 1 de febrero porque me sentía engañada. Cuando llegué a Brasil comencé a enterarme que médicos de la misión de otros países estaban recibiendo mucho más de lo que recibíamos los médicos de la delegación cubana. Brasil paga a Cuba 10 mil reales (US$ 4.128) por cada uno de nosotros. Los médicos de otros países recibían los 10 mil reales en el lugar donde ellos estuvieran trabajando, e incluso hay otros profesionales que cobraban más. Pero nosotros recibíamos solamente 400 dólares por mes de manos del gobierno cubano, el resto lo depositaban en una cuenta a la que yo podría acceder solamente cuando regresara a la isla. Todo el resto de mi sueldo, de los 10 mil reales, quedaba en manos del gobierno.
¿Dónde pidió ayuda?
En diciembre escribí una carta a la embajada de Estados Unidos asentada en Brasil. Me había enterado que allí existía un programa para médicos desertores en terceros países, que no se conoce en Cuba. Ellos me respondieron que para postular al programa yo debía llevar documentación que acreditara que yo era admisible. Tras ello, planee irme de mi lugar de trabajo asignado en Pacajá, y viajé a Brasilia. El 3 de febrero me presenté ante la embajada norteamericana con todos los documento y luego tuve una entrevista con los oficiales, quienes me dijeron que debía esperar entre tres y cuatro meses para saber los resultados de la postulación. Me advirtieron que debía mantenerme en un lugar seguro y tranquila, porque corría el riesgo de ser deportada por haber abandonado la misión de Mais Médicos.
¿Cómo llega a obtener la ayuda del partido Demócratas?
Tras lo ocurrido en la embajada me dirigí a mi casa, pero me enteré gracias a un amigo que la policía federal estaba buscándome para deportarme, que ya sabían donde yo estaba y que habían interceptado mi teléfono. Tras ello llamé a un amigo cubano que vive aquí en Brasil y le pedí consejo. El llamó entonces al congresista Ronaldo Caiado y le pidió protección, quien me la brindó. Mi relación con Caiado es incidental, no personal. El diputado y su colectivo siempre han estado al tanto de las irregularidades del programa, y siempre las han criticado. Creo que por eso me han apoyado. Sobre lo que se comenta de que esto sería aprovechamiento político, no sé nada. Yo nada más pedí protección para que no me deportaran, ellos me la dieron, y estoy muy agradecida por ello.
¿Qué pasaría si la deportan?
Puedo ir presa. Temo por mi vida y la seguridad de mi familia. A ellos no los llevarían presos, puesto que no han cometido ningún delito. Pero sí pueden acosarlos con preguntas, amenazarlos y hacerlos sentir incómodos. Cuando ellos se enteraron que yo había dejado la delegación cubana estaban con mucho miedo. Se enteraron inmediatamente porque tuve la oportunidad de llamar a mi hija a las dos horas de abandonar el lugar.
Ellos están bien, no han molestado ni a mi hija, que también es médico, ni a mi nieta pequeña. Pero a mi hermana sí. Ella era la que se había quedado con mis bienes en Cuba, con mi casa. Debido a esto tuvo que salir de ahí e irse a otro lugar. Yo temía que eso aconteciera, porque no es mi casa, es de propiedad del Estado.
¿Cree que esta situación llegue a tensionar las relaciones diplomáticas entre Brasil y Cuba?
No creo que llegue a tensionar la relación entre ambos países. No sé de quién es culpa que el programa sea tan irregular, pero sé que la solución es que todos los médicos cubanos que pertenezcan al programa tengan la misma remuneración que los otros médicos.
¿Qué pretende hacer ahora?
Por ahora me encuentro en situación de refugiada provisoria y eso significa que no me pueden deportar. Puedo ser libre, aunque me siento vigilada. Irme a Estados Unidos es lo mejor para evitar cualquier problema. Por ahora sólo tengo planeado pedir una indemnización al gobierno brasileño por daños morales por el no pago de mi sueldo.