En la previa al duelo en Cavancha, Pablo Guede, con su verborrea habitual, se cansó de explicar cómo iba a frenar a Gonzalo Bustamante, el talentoso volante argentino que juega en Iquique. El técnico insistió en que lo mejor para cortar su incidencia en el juego era no darle espacios, presionarlo constatemente, sin dejarlo pensar. Parecía que en el análisis táctico, todo quedaba supeditado a frenar los balonazos del mediocampista.

A la luz de lo ocurrido al mediodía nortino, el plan de Guede fracasó rotundamente. No sólo porque Bustamente tuvo incidencia directa en dos de los tres goles del local, sino que además tuvo toda la libertad del mundo para generar juego y desordenar a todo el fondo de los albos. Y además, contó con un socio de lujo como Álvaro Ramos que terminó por coronar un gran partido para los iquiqueños.

Iquique ganó el duelo de invictors desde la pizarra, pero también desde la paciencia. En el duelo de bancas, claramente el mérito vaya para Jaime Vera, que apostó a la consistencia y a un sistema que siempre le dio buenos resultados antes que la improvisación. Justamente lo que hizo Guede. El Pillo no vaciló jamás, ni siquiera después del 2-2 parcial de la visita, que parecía ser un golpe de nocáut por como se estaba llevando a cabo el partido. Pero a veces el fútbol es justo y terminó premiándolo sobre el final.

De todos modos, más allá de que el expermiento casi le permite salir con vida de Cavancha, resultó extraño lo de Guede, que remeció la pizarra táctica con un dibujo inédito. Para sorpresa de muchos decidió incluir cuatro delanteros, en desmedro de mediocampistas que pudieran darle manejo y transiciones correctas con el balón. Recién cuando decidió incluir a Ramón Fernández, Colo Colo pudo equiparar el trámite. Desde su manejo y visión, el volante formoseño casi endereza el destino de un partido que siempre pareció cuesta arriba para el Cacique, no tanto desde el marcador, pero sí desde el juego.

Hasta el ingreso de Fernández, Colo Colo planteaba un partido que no estaba en los planes de nadie. Apostando al golpe por golpe, con cuatro delanteros netos, más allá de la posición como carrilero del joven Iván Morales. Guede prescindió de la generación que podía otorgarle Fernández, tomando en cuenta la ausencia sorpresiva de Jaime Valdés. Pero la fórmula, más allá de alcanzarle para terminar igualando el primer tiempo, tenía poca vida.

Para colmo, recién iniciado el segundo tiempo, Ramos rompió la paridad con un golazo, previo a una gran asistencia de Bustamente. Parecía que al fin Iquique podía reflejar en el marcador la ventaja que se veía en el juego. Pero apareció Fernández con una preciosa habilitación para Rivero, que a la postre anotó los dos goles albos, para poner el suspenso. El liderato de Colo Colo parecía estar a salvo gracias a la conducción del formoseño.

Sin embargo, tanta improvisación de Guede la terminó pagando cara sobre el final, con una defensa regalando espacios y con un Ramos que a partir de su velocidad destrozó cinturas. Chanchito, con una definición de goleador, superó nuevamente a Garcés sobre el final, rompió el invicto de Colo Colo y reinstaló a Iquique en el liderato del torneo. Un justo premio para los dragones y un duro cachetazo para Guede, que de tanto hablar y justificar, se olvidó del jugador más importante del rival, Gonzalo Bustamente.