En cuatro carillas, la empresa de Juan Rassmuss, Compañía Explotadora de Minas (Cemin), explicó a la Superintendencia de Valores y Seguros por qué, a su juicio, y pese a tener el 39% de Invercap, no controla la matriz de la mayor acerera chilena. En la presentación de Rassmuss, firmada por el abogado Fernando Harambillet, afirma que "existe otra persona o grupo de personas que sí controlan Invercap", y plantea a la SVS un camino a seguir: calificar que entre De Andraca y otros socios existe un pacto de actuación conjunta.
La Ley de Mercado de Valores permite a la SVS "calificar si entre dos o más personas existe acuerdo de actuación conjunta considerando, entre otras circunstancias, el número de empresas en cuya propiedad participan simultáneamente, la frecuencia de votación coincidente en la elección de directores o designación de administradores y en los acuerdos de las juntas extraordinarias de accionistas".
Rassmuss tuvo un estrecho vínculo con De Andraca hasta marzo, cuando se distanciaron por diferencias de gestión. Rassmuss eligió a tres directores en Invercap y De Andraca, dice Harambillet, nominó a cuatro. El texto de Rassmuss dice lo siguiente: "En las elecciones de la junta de accionistas de 30 de abril, los poderes otorgados por personas naturales y por sociedades quedaron en definitiva radicados exclusivamente en 4 personas, todas ellas funcionarios de la confianza de la presidencia de CAP, y obviamente empleados de esta última". La presentación detalla que los cuatro funcionarios votaron por 80 millones de los 144 millones de títulos presentes en la junta, "lo que deja totalmente en claro que el controlador de Invercap S.A. no es don Juan Rassmuss Echecopar".
El escrito enumera, además, cinco puntos que, según Rassmuss, impiden que el empresario minero sea el controlador. Primero, dice que Rassmuss eligió a tres directores, "siendo los otros cuatro elegidos por el grupo que lidera el señor Roberto de Andraca".
Segundo, Invercap tiene derecho a elegir dos directores en CAP, donde tiene el 31,32%, "los que fueron elegidos sin consulta alguna a los directores minoritarios", dice el texto.
Tercero, relata que el 8 de mayo se propuso poner en la vicepresidencia de Invercap a Juan Rassmuss Raier. "Los directores de la mayoría se opusieron tenazmente", dice Harambillet.
Cuarto, se pidió que Rassmuss fuera como oyente a las sesiones de CAP, lo que fue negado. Por último, tras conocer las negociaciones entre CAP y Mitsubishi para aliarse en el negocio minero, los minoritarios pidieron información que les "fue negada total y absolutamente". Ello motivó un duro intercambio epistolar.
LAS CARTAS
El 28 de agosto, los directores Rassmuss, Harambillet y Marcelo Rozas enviaron una carta a De Andraca y Sven von Appen, vicepresidente de Invercap, donde manifestaban su "profundo desagrado y rechazo" por la forma de llevar las relaciones con CAP, así como por "mantener al directorio de Invercap absolutamente ignorante" sobre las negociaciones con Mitsubishi y los acreedores de CAP. "Todas estas materias deberían, al menos, haber sido informadas al directorio de Invercap en tiempo y forma legal, cumpliendo con las normas que tratan de evitar perjuicios a los accionistas minoritarios", dicen.
El 2 de septiembre, De Andraca y Von Appen respondieron que CAP tiene su propia administración y dirección. "De ahí que los asuntos de CAP sean tratados en esta empresa (...). No corresponde, pues, que sean tratados en el directorio de Invercap", dice la carta. "No podemos sino lamentar los juicios contenidos en su carta", respondieron.