Histórico

Ratzenberger, la víctima olvidada por Senna

Al cumplirse 20 años de la muerte del piloto brasileño, pocos recuerdan al volante austriaco de Simtek, que falleciera en las clasificaciones del Gran Premio de San Marino.

Este 1 de mayo se cumplen 20 años de la trágica muerte de Ayrton Senna da Silva. Manejando un Williams, en pleno Gran Premio de San Marino disputado en la pista de Imola, uno de los pilotos referenciales en la historia de de la Fórmula Uno fallecía al impactar su monoplaza contra el muro de contención a la salida de la curva Tamburello. Sin embargo, el brasileño no fue la primera víctima que ese fin de semana de carreras en el trazado italiano cobró. Justo un día antes, la historia fatídica comenzaba a escribirse.

Roland Ratzenberger era un austriaco de 33 años, que había escalado todos y cada uno de los peldaños del automovilismo hasta lograr cumplir su sueño de llegar a la F1. No había sido fácil, pero cinco apariciones en las 24 Horas de Le Mans más otras tantas carreras que engrosaron su currículo, ayudaron a que el nacido en Salzburgo se pusiera al mando de un coche de la máxima categoría tuerca.

El sueño le había tomado la totalidad de su juventud cumplirse. Pero lo logró.

San Marino era su tercer Gran Premio. Un naciente equipo británico, Simtek, había confiado en sus atributos para que guiara uno de sus autos.

Pese a no clasificar en Brasil, para Okayama logró rematar undécimo. En Imola, la tercera de cinco fechas que tenía firmadas con el equipo, iba con todas las ganas de seguir mejorando.

En plena clasificación, el sábado 30 de abril, su Simtek S941 pierde el alerón trasero cuando transitaba a 315 kilómetros por hora. Choca contra una de las barreras de contención y, al detener su carrera, la cabeza de Ratzenberger queda inerte hacia un lado, como durmiendo.

Los médicos intentaron reanimarlo, y lo evacuaron en un helicóptero al hospital Maggiore de Bolonia, donde -a las 14.15 horas de ese sábado maldito- certificaron su muerte. Algo que, en todo caso, estaba claro desde que llegaron a prestarle asistencia en medio de la pista.

Luego del accidente del austriaco, la mayor parte de los pilotos optó por no volver a salir a andar. Senna, en tanto, no pudo contener las lágrimas. Luego, analizaría detalles de la tragedia con sir Sid Watkins, el médico de la F1, y quien pocas horas después trataría de salvarle la vida al propio brasileño.

El video de la muerte de Roland Ratzenberger dura un minuto y 16 segundos en YouTube. Visto hoy, exactamente 20 años después, como el primero de dos capítulos de la tragedia que une al austriaco con el brasileño, es como un ejercicio premonitorio terrible, que ni el más talentoso genio del suspenso y el terror podría haber escrito.

En el video del accidente, un gráfico de la esquina inferior derecha de la pantalla dice "Senna". A esas alturas, cuando al brasileño, sin saberlo, le restan poco más de 24 horas de vida. La presencia de su nombre en pantalla figura como el poseedor de la pole. Michael Schumacher y Damon Hill tratar de mejorar su tiempo.

En video transcurre con unos entusiasmados comentaristas de Eurosport, quienes conversan respecto del "pequeño milagro" ocurrido en los entrenamientos del viernes, cuando el auto de un entonces joven Rubens Barrichello pasa "de aire" las barreras de contención y golpea contra la reja, puesta para que esquirlas de un eventual accidente lleguen hasta la gente en la gradería.

Barrichello, brasileño como Senna y por lo mismo ahijado del tricampeón mundial, queda inconciente, pero la rápida intervención médica (Watkins en acción, de nuevo) le salva la vida.

"Bueno, si eso hubiera sucedido en un monoplaza de (fabricado en) aluminio, hace 10 o 15 años, el daño del accidente hubiera sido mucho peor (para el piloto)", dice con tono de satisfacción David Price, comentarista invitado y una figura destacada del diseño de monoplazas de carrera. "Ver Rubens caminar esta mañana era una gran noticia, de verdad, después del nivel del accidente de ayer".

En el video de Eurosport disponible en YouTube, mientras Price concluye sus palabras, Ratzenberger choca y fallece. Estaba a poco de cumplir los mismos 34 años que tenía Senna.

"No sabemos qué sucede", es lo último que dice el reportero de Eurosport, "pero, en esencia, el chasis está intacto. Se mantuvo extremadamente bien pese a la violencia del impacto", asegura, mientras se ve el auto prácticamente destruido íntegramente.

Max Mosley, por entonces y hasta hace algunos años presidente de la Federation Internacional de Automobilismo, fue una de las pocas personalidades del mundo motor que fueron al funeral de Ratzenberger, en Austria, en lugar de al de Senna, en Brasil.

"Fue una pequeña y triste ceremonia, casi una cosa familiar", recuerda. "Su compañero (de equipo en Simtek)estaba allí; sus padres, figuras del automovilismo austriaco. La mayoría de los competidores eran amigos de larga data de Ayrton, así que es totalmente comprensible que fueran al funeral de Ayrton, pero yo sentía que estaba siendo desatendido (el fallecimiento de Ratzenberger)".

"Como todos los funerales, fue muy, muy triste. Todo lo que se puede realmente hacer es dar la mano y expresar las condolencias", agrega Mosley.

"Yo lo conocía bastante bien. El hecho de que había trabajado su camino hacia Fórmula Uno, y su forma de trabajo hacían que lo admirara. Pero no había tenido la oportunidad de disfrutar el éxito todavía. Ayrton tuvo una vida corta pero increíble . (Roland) por fin había llegado hasta allí, pero nunca tuvo tiempo para disfrutarlo", reflexiona el ex directivo.

Hoy, es tentador ver ese trágico fin de semana en el norte de Italia como la frontera entre dos eras de la F1. Porque la muerte, desde entonces, no es parte de ese deporte. Pero, en 1993, en Monza, tres pilotos murieron en un solo día de carrera de otra categoría. Y, 20 años antes, la muerte del francés François Cevert, en las prácticas para el Gran Premio de Estados Unidos, fue apenas una sombra sobre las celebraciones de la victoria.

En los 20 años transcurridos desde Imola, nadie ha vuelto a fallecer en la Fórmula Uno. Pero nadie había muerto en los 12 años anteriores a la tragedia. Incluso, a esas alturas, eran muchos los que reclamaban que el deporte se había convertido en "demasiado seguro".

"Hasta ese momento, la mayoría de las personas pensaban que el automovilismo era suficientemente seguro. Incluso, demasiado", recuerda Mosley.

El deporte cambió rápidamente, sobre todo en la introducción de la tecnología de los HANS, un soporte de cuello y cabeza, que limita y amortigua los efectos sobre las cervicales en desaceleraciones violentas.

Mosley admite que los cambios que ocurrieron en el período inmediatamente posterior a lo ocurrido en el fatídico GP de San Marino, "no habrían pasado espontáneamente".

También afirma que la enorme disminución de las muertes en las carreteras de Europa es, en muchos sentidos, gracias a las mejoras en la tecnología y las normas que eran una consecuencia directa de los cambios realizados en el "pánico" que siguió a Imola.

"Tranquilo y sin pretensiones" son las palabras con las que hoy describen a Ratzenberger. Para Mosley, "eso es un cliché, sí, pero eso es exactamente lo que era. Muchos de los mejores pilotos son muy inseguros sobre sus capacidades. Eso es lo que los lleva adelante".

Ciertamente, Ratzenberger murió haciendo lo que amaba, y él sabía mejor que nadie la lucha significado llegar a la Fórmula Uno. Veinte años después, su deporte ha crecido y se ha desarrollado vigorosamente, en gran parte gracias las vidas que se perdieron ese fin de semana en Imola. Así, Ratzenberger se ha convertido en una víctima olvidada en la historia.

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