El presidente de Cuba, Raúl Castro, afirmó hoy que su gobierno no ha relegado la reforma anunciada sobre la restrictiva política migratoria del país y sigue "profundizando para su gradual flexibilización", aunque no ofreció detalles ni novedades al respecto.

"Hoy ratifico la voluntad de la dirección del Partido (Comunista de Cuba) y del Estado de acometer la reformulación de las normativas vigentes en esta esfera y proceder a su paulatina aplicación", aseveró Castro en un discurso ante el plenario de la Asamblea Nacional reunida este lunes en La Habana.

La reforma migratoria, anunciada por Castro en agosto de 2011, es una de las medidas más esperadas en la isla como parte de los ajustes que impulsa el Gobierno para eliminar prohibiciones y "actualizar" el socialismo cubano. 

"En las últimas intervenciones ante este Parlamento, abordé la actualización de la política migratoria, cuestión que no ha sido relegada en lo más mínimo, por el contrario, hemos continuado profundizando para su gradual flexibilización, teniendo en cuenta los efectos asociados y el escenario internacional", aseveró hoy Castro.

Sin embargo, no comentó detalle alguno sobre plazos o el alcance de la reforma en el discurso ante la Asamblea que fue emitido en diferido por la televisión estatal.

Al igual que ha hecho en discursos anteriores, el mandatario cubano se pronunció en contra de la "improvisación y el apresuramiento" al recordar que existen sectores dentro y fuera del país apelando por que acelere el ritmo de las "transformaciones".

En diciembre pasado, en otra reunión de la Asamblea, Castro también reafirmó la "invariable voluntad" de introducir "paulatinamente" los cambios en las normas migratorias, sin precisar tampoco detalles ni plazos. 

Su discurso de hoy cerró el primer pleno ordinario del año de la Asamblea cubana (parlamento unicameral), que se desarrolló con una agenda marcada por temas relacionados con la situación económica del país.

En los últimos cincuenta años, las regulaciones migratorias para los cubanos se han caracterizado por un conjunto de sucesivas normas draconianas tanto para salir del país como para permanecer en el extranjero y regresar a la isla.

Poder salir al exterior o regresar sin problemas en el caso de emigrados es uno de los principales anhelos de los cubanos, limitados para viajar por trámites como el obligatorio permiso de salida ("tarjeta blanca"), la preceptiva carta de invitación que se requiere para salir del país por asuntos personales o elevados costes para conseguir esos papeles, entre otros impedimentos.

Uno de los conflictos fundamentales del tema migratorio está relacionado con el enfrentamiento que mantienen los Gobiernos de Washington y La Habana hace 50 años, y la Ley de Ajuste que Estados Unidos aplica a Cuba desde 1966.