Manifestantes golpearon cacerolas y gritaron consignas contra el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y la Presidenta brasileña Dilma Rousseff en varias ciudades la noche del martes, durante la transmisión de una propaganda política en la que participó el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
"Fuera PT, fuera Dilma!", gritaron los convocados en Sao Paulo, Brasilia y Río de Janeiro, haciendo sonar con fuerza ollas y sartenes desde sus ventanas.
El "cacerolazo", con mensajes contra el partido y la presidenta también tuvo lugar en ciudades del noreste, como Recife y Salvador, y otras del sur, como Florianópolis, según usuarios de las redes sociales, desde donde se llamó a la manifestación.
Acorralado por graves acusaciones de corrupción ligados a un fraude en la estatal Petrobras, el izquierdista PT transmitió el martes por radio y televisión un bloque de propaganda política de 10 minutos que destacó la reducción de la pobreza y los avances sociales en sus más de 12 años en el poder.
El ex presidente Lula da Silva insistió en estas conquistas durante la transmisión del bloque, donde también apareció el líder de la colectividad, Rui Falcao. La mandataria, en cambio, no participó.
La propaganda -a la que los partidos brasileños tienen derecho por ley- también aludió al escándalo de corrupción en Petrobras y lanzó un mensaje fuerte y claro: los culpables serán expulsados.
La trama político-empresarial costó a Petrobras más de 2.000 millones de dólares y su revelación mandó a prisión al tesorero del PT, acusado de cobrar sobornos para financiar al partido.
La gran ausente en la transmisión fue Rousseff, quien por segunda vez en cinco días evitó pronunciar discursos en televisión desde que en marzo sus palabras por el Día de la Mujer fueran acompañadas por el ruido de las ollas.
El 1 de mayo pasado, Día de los Trabajadores, el gobierno difundió mensajes grabados por las redes sociales y desechó la transmisión por cadena de radio y TV.
"El gobierno está muy a la defensiva, no está en condiciones de reaccionar a una situación difícil de un escándalo de corrupción de proporciones millonarias", comentó a la AFP Carlos Pereira, profesor de administración pública de la Fundación Getulio Vargas (FGV).
"La presidenta no tiene muchas opciones y posponer el enfrentamiento de la crisis puede tener consecuencias aún peores en cuanto a pérdida de popularidad", añadió.
Desde marzo, detractores del gobierno y del PT ya hicieron dos multitudinarias manifestaciones para pedir su destitución. La popularidad de Rousseff cayó a 19%, según la encuesta de CNI/Ibope de abril, de lejos la cifra más baja desde que asumió su primer mandato en 2010.