Comenzó el "asalto final" al palacio presidencial donde se mantiene refugiado el presidente saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, quien se niega a entregar el poder y reconocer la victoria de Alassane Ouattara en las elecciones de noviembre de 2010.
Los rebeldes, leales a Ouattara, rodearon el edificio en Abiyán, la capital económica del país, para capturar al presidente Laurent Gbagbo, después de que fracasaran las negociaciones para que se marche. "Lo sacaremos de su residencia", dijo un portavoz militar.
La marcha del mandatario parecía cuestión de tiempo el martes después de que sus comandantes militares se rindieran a las fuerzas de paz de la ONU en Costa de Marfil (UNOCI), por lo que Gbagbo se encuentra rodeado ahora solamente por un puñado de fieles milicianos.
Francia y la ONU han intentado negociar con Gbagbo su partida, pero éste dijo ayer que no firmaría nada, ni menos reconocerá el triunfo de Ouattara.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, criticó la negativa de Gbagbo. "Esta terquedad es absurda", dijo hoy Juppé a la radio France Info, en vista de que "ya no tiene perspectivas". Según el ministro francés, "todo el mundo lo ha abandonado".
El almirante francés Edouard Guillaud indicó a la emisora Europe 1, que no se descartan nuevas acciones militares y que en su opinión el final de la era Gbagbo es "cuestión de horas".
Las elecciones de noviembre buscaban enterrar definitivamente la guerra civil que se desató en el país en 2002 y que dividió a Costa de Marfil entre el norte de mayoría musulmana y el sur cristiano.
"Lo más importante es (...) la reconciliación nacional, la creación de una unidad nacional", afirmó Juppé. Para la reconstrucción económica será necesario levantar las sanciones que ahora rigen, añadió.