Los rebeldes sirios y los emisarios de Bashar Al Asad se disponían este martes a adoptar una "declaración final" tras dos días de negociaciones en Astaná, capital de Kazajistán, centradas en reforzar un frágil alto el fuego.

Esta declaración final, si se produce, no será sin embargo firmada por las dos delegaciones sino simplemente presentada por los padrinos de la reunión, Rusia y Turquía, y posiblemente Irán.

Un portavoz rebelde, Yehya al Aridi, dijo que esa "declaración general" de los padrinos "no estaba destinada a ser firmada por las partes".

El gobierno sirio y los rebeldes se reunieron el martes por la tarde en el hotel Rixos de Astaná para una segunda jornada de negociaciones indirectas. En efecto, las dos partes se hallan en habitaciones separadas y trabajan con la ayuda de un mediador, pese a que compartieron mesa el lunes en la ceremonia de apertura.

"Estamos cerca de una declaración final. Hay discusiones muy intensas pues no se trata de un simple documento, sino de un alto el fuego, hay vidas sirias en juego", declaró el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura.

Dijo que el documento se referiría a la creación de mecanismos de vigilancia y consolidación del alto el fuego instaurado el 30 de diciembre, y que ha conducido a una reducción de los enfrentamientos, pese a que es violado regularmente.

Estas conversaciones se llevan a cabo en un nuevo contexto en Siria, tras la decisiva intervención militar rusa en apoyo del régimen y la progresiva pérdida de influencia de Washington