Salir de vacaciones con la mascota y sacarlas de su ambiente y rutina requiere de ciertas medidas que le asegurarán un descanso sin sobresaltos.
VIAJE AL AUTO
Si para llegar a destino requiere varias horas de viaje, la mascota debe estar acostumbrada a subir al vehículo y permanecer tranquila. María José Ubilla, directora de Etología y Bienestar de Edupet y académica de la U. Andrés Bello, recomienda habituarlas al auto un par de semanas antes del viaje. "Los perros que no están acostumbrados a los autos pueden sentirse intranquilos y asustados, lloran, ladran, rasguñan. Para evitarlo, se debe primero subirlos varias veces. Para entusiasmarlos se les puede premiar, pero sólo cuando están tranquilos. Si ladran o lloran, o se comportan ansiosos, hay que ignorarlos", dice. Cada vez, deben permanecer más tiempo e ir aumentando las distancias gradualmente.
La Ley de Tránsito no permite el transporte de animales en los asientos delanteros. Sí pueden hacerlo en la parte posterior, pero en jaulas y con arnés. Para que se mantengan dentro de estas jaulas también se los debe habituar en forma paulatina.
Si el viaje es largo, Ubilla recomienda detenerse cada dos o tres horas y hacerlos caminar (siempre con correa) para que se estiren, tomen agua y hagan sus necesidades. Algunos perros -al igual que los humanos- sufren de mareos. Para evitarlos, hay medicamentos que pueden ser indicados por el veterinario.
EN LA PLAYA
Al igual que los niños, las mascotas tienen que evitar el sol excesivo. Lo ideal, dice Marcela Pérez de Tudela, veterinaria de la U. Mayor, es no exponerlos entre las 12 y las 16 horas y tener mucho cuidado con la temperatura de la arena o el suelo, porque los cojinetes de sus patas se queman. "Hay que mantenerlos bien hidratados. Ofrecerles agua fresca cada 40 minutos aproximadamente. Si tienen sed, jadearán o tendrán los cojinetes húmedos. Si beben agua de mar, la regurgitarán", dice.
Si nadan en río, lago, o sobre todo en el mar, el perro se debe dar un baño de agua tibia para sacarle la sal o las impurezas de su piel. "Los perros de raza pug, bulldog, bulldog francés, los west higland o poodle tienden a sufrir afecciones a la piel, sobre todo si queda húmeda, por lo que hay que secarlos bien para evitar hongos o irritaciones", dice.
EN EL CAMPO
Cuando se trata de lugares con mucha maleza, pasto y polen, los perros y gatos se pueden ver afectados, porque las espigas se pegan al pelaje y, en el caso de los perros, a veces se meten entre sus patas, hiriendo los cojinetes, lo que puede producir un absceso. En el caso de los perros de pelo largo, dice Pérez de Tudela, estas espigas ingresan con facilidad a las orejas. "Después de un paseo hay que revisar patas y orejas para sacar estos restos", explica.
LUGAR DE VERANEO
El lugar en el que pasarán las vacaciones también debe ser motivo de preocupación. Ideal es que tenga un cierre perimetral seguro. "Los perros o gatos en entornos nuevos están expuestos a muchos olores, que los pueden volver muy ansiosos", dice Ubilla. Esto puede hacerlos menos obedientes que de costumbre.
Si el lugar cuenta con grandes espacios para salir -salvo indicación médica- aproveche de pasearlos. Los perros necesitan hacer ejercicio. El agua es clave. Lleve una botella y un pocillo, y dele de beber cada 40 minutos tras un ejercicio continuo.
ALIMENTACION
En vacaciones, al igual que los humanos, los animales tienden a comer alimentos que no son parte de su dieta habitual, causa frecuente de indigestión.
Pérez de Tudela recomienda llevar alimento (pellet) para más días que los que durarán las vacaciones. Darles alimento distinto al que están acostumbrado también provoca malestares gástricos. Si ya está con indigestión, además de agua fresca, se les debe dar arroz y pollo cocido (sin huesos) por algunos días.