VIERNES
06:00:
Comience con algo diferente. Asumiendo que está alojado en Isla Verde, uno de los barrios más internacionales de San Juan, póngase el traje baño y sumérjase en el mar. Esto es el Caribe y puede hacerlo. La temperatura bordea los 25°C a esta hora y el mar está calmo y agradable.

07:00: Después de ducharse, vístase cómodo e inicie la excursión del día. Vaya hacia el Viejo San Juan. Parta con un café en La Bombonera, fundada en 1903, es uno de los sitios más tradicionales, famoso por su chocolate y su amplia selección de pastelería.

07:30: El Viejo San Juan debe recorrerlo a pie. Podrá apreciar sus estrechas calles adoquinadas, las coloridas fachadas, los balcones de madera, las ventanas protegidas con una herrería caprichosa. Parta en la Plaza Colon, donde hay una estatua del descubridor de América, quien llegó a Puerto Rico en su segundo viaje. Tome la calle San Francisco, a la derecha, se topará con la iglesia del mismo nombre y a la que debe dedicarle unos minutos. Algo más adelante, tome la derecha y vaya hasta la calle San Sebastián, una de las más alegres, plagada de barras. A estas alturas de la mañana, con el calor reinante, ya se ha ganado el derecho a una cerveza.

10:00: En la Plaza San José encontrará los museos de Nuestra Herencia Africana y Pablo Casals, y el antiguo convento de los Dominicos. A unos pasos, el Cuartel de Ballajá, joya de la arquitectura española que sirvió para alojar al ejército real y en cuyo patio central se suelen presentar espectáculos. Ahora, prepárese para el principal hito arquitectónico de la ciudad: El Morro, fuerte español diseñado para proteger a la isla de piratas y bucaneros. Al final de una verde explanada donde los niños elevan chiringas (volantines), se encuentra este macizo que amerita una visita guiada para apreciar toda su historia. Terminado el recorrido, baje por la Calle del Cristo y pase a tomar un refrigerio en el bar El
Picoteo, del Hotel El Convento, antiguo monasterio de las monjas carmelitas, construido hace 350 años.

Cruzando la calle, la Catedral de San Juan, de visita obligatoria. Aquí están los restos de Juan Ponce de León, fundador y primer gobernador de Puerto Rico. Siga por la calle Las Monjas, quizás la más hermosa del Viejo San Juan, por su colorido y la exuberancia de sus árboles. Al final se llega a una puerta de madera roja, la Puerta de San Juan, por donde entraban los navegantes rumbo a la Catedral para agradecer el éxito de su viaje. Al cruzar su umbral, el Paseo La Princesa, vistosa ruta al borde de la bahía que conviene disfrutar poco a poco, respirando hondo para sentir la brisa del mar.

14:00: Para almorzar, cocina  criolla en La Fonda del Jibarito, familiar y de renombre. La cocina local es contundente, casi todo va acompañado de arroz y habichuelas (porotos). Lechón asado, carne frita, fricasé de pollo, carne guisada, entre otros. Las frituras abundan. Desde los bacalaítos -fritos de bacalao- hasta las alcapurrias, hechas de una masa de plátano rallado relleno con pollo o carne. También está el pastelón, suerte de lasaña con rodajas de plátano en vez de masa. Delicioso, pero pesado. Otro imperdible es el mofongo: plátano o yautía (un tubérculo) machacado con ajo y aceite de oliva relleno con carne, camarones o pollo.

17:00: Tras visitar el Viejo San Juan, un rápido viaje por la ciudad. Tome avenida Ponce de León en dirección a Hato Rey. En el camino verá edificios que merecen tenerlos en cuenta. A la salida del Viejo San Juan están el Teatro Tapia, el Centro de Recepciones de Gobierno, cuyo edificio albergaba el Casino de Puerto Rico, el Ateneo Puertorriqueño y la Casa España. Más adelante, el Capitolio o sede legislativa, copia de su homóloga en Washington. Siguiendo por la autopista cruzará la laguna de San Juan y, luego, llegará al centro financiero de la Isla: Hato Rey, barrio que concentra bancos y empresas en un bosque de edificios de cristal. El sector es conocido como la Milla de Oro.

21:00: Encamine sus pasos hacia Condado. Dos sugerencias donde cenar: La Casona, comida española y buena selección de vinos, y  Le Bistró de París, cocina francesa en ambiente Belle Epoque. Luego, pregunte por La Placita de Santurce, epicentro bohemio y dispóngase a parisear (festejar) toda la noche. Este mercado de frutas y verduras está rodeado de bares y restaurantes, y la fiesta se vive en las calles, de un lugar a otro, en medio de la música. La comida es barata y los tragos también. Y los viernes no cabe un alma.

SÁBADO
08:00:
Desayune contundente, lo necesitará. Compre repelente, súbase al auto y tome la autopista 3 con destino a la única reserva de bosque tropical de EE.UU: El Yunque. A 45 minutos de San Juan, este parque es uno de los postulantes a las nuevas maravillas de la naturaleza. Es hogar de 240 especies de árboles, 68 tipos de aves, entre ellas la cotorra, el loro verde originario de Puerto Rico. Y por supuesto, millones de coquíes, sapito de sólo tres centímetros que con su croar le pone la música de fondo a cada rincón de la isla. Caminar por cualquiera de sus 13 senderos, todos muy bien mantenidos, es sentirse como en Jurassic Park. Suba al Mount Britton, donde hay una torre de observación. Si está claro podrá divisar a lo lejos las azules aguas del Atlántico y parte del noreste de la isla.

12:30: Siga a Luquillo, balneario que está a pocos kilómetros y de hermosas playas. Puede comer en algunos de los restaurantes de la zona, pescados como el chillo o dorado, o jueyes o cangrejos en ensalada. A la salida de Luquillo, hay un sector repleto de tiendas que venden comidas fritas típicas, desde empanadillas hasta alcapurrias, arañitas y todo lo que pueda imaginar pasado por aceite hirviendo. Es conocida como la Ruta del Colesterol.

15:00: De vuelta a San Juan puede tomar la ruta 187 que va junto a la costa hasta Piñones, antes de Isla Verde. Este es uno de los sectores más típicos. Son kilómetros de playas y lugares donde comer, beber cerveza o mojito con música incesante. Los boricuas dicen que no se puede decir que se ha estado en Puerto Rico si no se ha ido a Piñones. Déjese llevar por el ritmo de bachatas, salsa, reggaetón y plenas.

20:00: Prepárese para disfrutar la noche. Vístase algo más elegante, no de corbata, pero sí con camisa y pantalón bonito. Las mujeres, eso sí, de vestido de noche. Las puertorriqueñas andan de gala, aunque sea para tomarse unas copas con las amigas. Se empinan en tacos altos, vestidos escotados y con accesorios llamativos. Los mejores bares de hoteles están en El San Juan, el Intercontinental y el Ritz-Carlton. Decida qué quiere: bailar, jugar en algún casino, comer o un poco de todo. Si quiere salir de Isla Verde puede ir al Hotel La Concha, en Condado. Recién reabierto, la revista Condé Nast Traveller lo eligió entre los lounge top 10 del mundo. Puede quedarse en el bar o salir al jardín junto a la piscina. Si quiere comer, la carta es breve, pero sabrosa. Para bailar, varias opciones: la discoteca Brava en el Hotel El San Juan y el pub Bananas, ambos en Isla Verde. O vaya a Río Piedras, barrio universitario abarrotado de bares, pubs y música jazz en vivo.