Más de dos décadas lleva Nicanor Parra instalado en el balneario de Las Cruces, donde nunca ha dejado de escribir. Incluso en la guantera de su auto escarabajo Volkswagen siempre mantenía papeles con los últimos chispazos creativos que apuntaba con su habitual lápiz pasta negro.
Hace tres años el autor de los antipoemas dejó de manejar. Cuando cumplió un siglo abandonó el volante. Hoy a sus 103 años, Parra está empeñado en ordenar su patrimonio.
En septiembre pasado, luego de solicitarle un inventario de su obra a Emilio de la Cerda, director de la Escuela de Arquitectura UC, su equipo de trabajo y la familia se percataron de la falta de cuadernos de los años 90.
Hace 10 días, el nieto del antipoeta, Cristóbal Tololo Ugarte, apuntó a la galerista Isabel Croxatto y al coleccionista César Soto como responsables de mantener manuscritos de Parra. Finalmente, la información llevó a que los escritos perdidos del Premio Cervantes 2011 habían sido vendido por Juan de Dios Parra, hijo mejor de Nicanor.
"Hay un punto indiscutible: el que las vendió no era el dueño", afirma Luis Valentín Ferrada, abogado de la familia. "Nicanor me ha reiterado: él no ha vendido jamás ningún manuscrito. Y en Chile, el que vende cosas que no son de su dueño, comete el ilícito de receptación", agrega. Sobre la participación de Juan de Dios cree que algunos "se han excusado en él, pero yo tengo antecedentes para creer que se están amparando en una persona ausente", dice de quien vive en México.
Conocido como Barraco, Juan de Dios no ha querido hablar del tema. Ayer desmintió escuetamente haber "sustraído" material de su padre. "No creo en la importancia personal. Ni en las vacas sagradas", agregó.
Hace 10 días, la estrategia que echó a andar el abogado Ferrada fue la entrega voluntaria de escritos. Así fue como Constanza Franz, quien había ofrecido tres cuadernos a Isabel Croxatto, según ella "obsequio" de Juan de Dios, los devolvió en la biblioteca del Campus Lo Contador de la UC. En este proceso también participó el coleccionista Carlos Cruz, quien en 2008 compró textos al hijo menor de Parra. "Ya no tengo nada de eso", dijo sin dar detalles.
Hasta ayer se habían recuperado 10 cuadernos, 4 bandejas y otros manuscritos. "La parte fundamental está en los cuadernos que era lo que Nicanor más reclamaba", dice Ferrada, quien el martes se reunirá con Parra en Las Cruces. "Haremos un balance y vamos a proceder", dice el abogado aludiendo a una posible querella. "Tenemos información confiable de quiénes tienen más material y dónde encontrarlo", comenta, y con respecto a César Soto, agrega: "Si la posición es discutir sobre la propiedad de las obras que dice tener, entonces esa discusión yo prefiero tenerla en tribunales".
Consultado, Soto señaló que se está asesorando por un estudio jurídico.
"La familia Parra está en conocimiento de que yo le compré la colección de propiedad personal a Juan de Dios Parra Tuca, la cual fue hecha con documentos bancarios", dijo el coleccionista hace una semana a este diario. Sobre certificados de autenticidad y propiedad, ayer comentó: "Este punto es el que están estudiando mis abogados".