"No quiero comentar nada de la carrera". Para cualquiera, ser segundo en Mónaco es señal de festejo, pero no para Daniel Ricciardo. Al menos, no de la forma en que se le dio la carrera.
El australiano de Red Bull, conocido por su amplia sonrisa, no podía ocultar su desazón por perder la carrera por un error que ni siquiera fue de su responsabilidad. Por eso, la frase del inicio fue su primer desahogo en las preguntas que tradicionalmente se hacen en el podio.
En la vuelta 32, el poleman era líder tranquilo y entraba a pits para cambiar de intermedios a gomas superblandas, debido a la pista seca que se presentaba. Pero pasó lo insólito: los mecánicos no tenían nada preparado.
Tragicómicamente, el staff de Red Bull salió con las gomas y las pusieron lo más rápido posible. La eterna detención de 13 segundos fue el fin de todo. Lewis Hamilton salió delante de Ricciardo y, aunque atacó constantemente, el desgaste de sus neumáticos le impidió seguir con la pelea.
La estrategia volvió a fallarle a Ricciardo, quien en España también tuvo problemas. Eso sí, Red Bull salvó la victoria con Max Verstappen; ahora no.
"Me llamaron a boxes y deberían haber estado preparados. Duele, duele. Estoy cansado de ser rápido y no obtener ningún beneficio", disparó Ricciardo, mientras en Red Bull aseguraron que "le debemos una gran disculpa". En la casa austríaca habrá una gran autocrítica por el desastre.