"No llegás en un día fácil, ¿eh?", comentaba ayer uno de los miles de taxistas que recorren Buenos Aires. Era mediodía y la ciudad estaba imposible: las principales avenidas -entre ellas la 9 de julio y Belgrano- permanecían cortadas por la masiva protesta de la Confederación General del Trabajo contra el gobierno del Presidente Mauricio Macri. El mismo día en el que, además, su antecesora en ese cargo, Cristina Fernández, declaraba ante los tribunales en una causa por posible corrupción.
A esa misma hora, el ex Presidente Sebastián Piñera zigzagueaba por diversas calles a bordo de un Renault gris, evitando los atochamientos, para dirigirse hacia la residencia presidencial de Quinta de OIivos, ubicada al norte del Gran Buenos Aires. Allí se reuniría con Macri, con quien no sólo tiene coincidencias ideológicas, sino que también mantiene una relación de amistad desde hace 20 años.
Previamente, Piñera había aterrizado a las 11 de la mañana en Aeroparque, donde se tomó algunas selfies con argentinos que lo reconocieron y cruzaron palabras con él, y luego fue recibido por el embajador chileno en Argentina, José Antonio Viera-Gallo. En la embajada, Piñera compartió con los funcionarios y posteriormente hizo un breve paso por su hotel, el Alvear Palace. Allí, conversó en francés con una ciudadana francesa -que lo reconoció en el hall- sobre las elecciones presidenciales de ese país.
Ya en Quinta de Olivos, un abrazo y bromas mutuas marcaron el encuentro entre Piñera y el presidente argentino. No se veían desde enero de 2016, cuando Macri llevaba pocas semanas en la Casa Rosada y lo recibió allí.
"Yo le tomé una foto a este hombre el día que asumió (el gobierno), vamos a verlo el día en que lo deje", le dijo Piñera al verlo, en una clara alusión al paso del tiempo que habitualmente se deja sentir en el aspecto físico de los presidentes durante su mandato. "Todavía no se nota tanto. La ventaja tuya de estar todo blanco es que entraste y saliste igual", le respondió Macri, indicando las canas de Piñera. "Se me vino lo blanco de repente a mí", replicó el aludido.
Acto seguido, reunión de trabajo con Macri y su jefe de gabinete, Marcos Peña -quien fuera un elemento fundamental en la campaña presidencial macrista- y con el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo. Fueron alrededor de 50 minutos en los que abordaron diversas materias de políticas públicas, relaciones entre ambos países y objetivos en común. Allí, Piñera le planteó a Macri que el mayor desafío para las dos naciones con mejor ingreso per cápita de América del Sur es cómo salir del desarrollo y convertirse en países líderes en la región.
"Pudimos conversar sobre lo que debemos hacer en Chile y Argentina para que nuestros países sean desarrollados, en que todos puedan desarrollar sus talentos de acuerdo a su mérito, pero también que les den seguridad a todos: seguridad de que nadie va a vivir en la pobreza, que cuando alguien se enferma va a tener salud, que cuando envejece va a tener una buena pensión, que si pierde el empleo va a tener cobertura. Ese es el Chile que queremos", dijo Piñera tras la cita.
El encuentro se produce, además, ad portas de que el ex mandatario oficialice una nueva postulación a La Moneda, lo que está programado para la semana del 20 de marzo. Tras la reunión, Piñera fue consultado si le gustaría sostener su próxima reunión con Macri como colegas. "Lo hemos conversado algunas veces. Hasta ahora no hemos coincidido". ¿Y podrán coincidir como colegas?, replicó la prensa local. "Quién sabe, eso hay que preguntárselo al de arriba. A mí no", finalizó el ex mandatario.
"Fue presidente y volverá a serlo"
Por la tarde, Piñera regresó al centro de Buenos Aires y subió hasta el último piso del Club Americano, al salón de eventos. Allí, la Fundación Libertad le entregó una condecoración por su "defensa de las ideas de la libertad y la democracia".
Fue una ceremonia con alrededor de 70 invitados, entre ellos el embajador Viera Gallo, quien escuchó las palabras que el director de la fundación, Gerardo Bongiovanni, y el periodista argentino Carlos Pagni, le dedicaron al ex mandatario. "Piñera es un hombre que ya fue presidente y que volverá a serlo", dijeron ambos de manera casi calcada al presentarlo.
Tras esto, Piñera dio un discurso de casi diez minutos, en los que -citando a John Locke, Adam Smith y Thomas Hobbes, entre otros- hizo un repaso histórico acerca de los conceptos de libertad y bien común que luego derivó en un análisis sobre las dictaduras del siglo XX. "Los que han pretendido tener libertad política sin libertad económica, o tener libertad económica sin libertad política, siempre han terminado fracasando", señaló, junto con calificar "al nazismo y al comunismo" como dos de los mayores atentados contra la libertad.
"La libertad siempre tendrá enemigos poderosos", agregó, entre los que mencionó el populismo, la ignorancia y los dictadores. En este último punto, ejemplificó con "lo que ocurre en Corea del Norte, en Cuba, en Venezuela, lo que ocurrió en muchos de nuestros países, incluyendo el mío".
"Ojalá quienes creemos en la libertad nunca bajemos los brazos. Ojalá el tiempo de la libertad haya llegado para quedarse en nuestra querida América Latina", finalizó, en medio de aplausos de los presentes.